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Las beatificaciones que hará Francisco “son casos inoportunos, cuestionables”: Padre Giraldo

En entrevista con Lanzas y Letras el investigador jesuita  describe las figuras de los sacerdotes elegidos para ser beatificados por el Papa Francisco. Señala que la decisión responde a la presión de “un sector muy conservador de la Iglesia que quiere darle uso político a estas beatificaciones”. Ambos casos (aunque por motivos distintos) pueden afectar en forma negativa a los procesos de paz.

Por Redacción Lanzas y Letras: El Padre Javier Giraldo es un reconocido defensor de derechos humanos, con una trayectoria de décadas de compromiso con las comunidades víctimas del conflicto. Pero, además, es una figura muy respetada en la Iglesia colombiana, en especial en las comunidades de base y los sectores comprometidos con la opción por los pobres.

Conocedor de la realidad que atraviesa el cristianismo hoy, en esta entrevista habla del momento difícil en el que el Papa llegará a Colombia y de la eclosión de nuevas iglesias que “simpatizan con posiciones de derecha, neoliberales”. De voz pausada, siempre amable, el sacerdote no esquiva los temas difíciles; se explaya en la caracterización crítica de los sacerdotes que serán beatificados por Francisco en su visita al país: “creo que es un error”, afirma.

Su prevención sobre la utilización política de la venida del Papa por parte de sectores reaccionarios no es una postura meramente personal: coincide con una dura carta que más de mil referentes, sacerdotes y laicos de todo el país, dirigen a Francisco proponiendo que la Iglesia Católica pida “perdón por la participación en la violencia que viene del pasado”. Allí señalan que la jerarquía eclesial fue cómplice del horror y solicitan el cierre de la Diócesis Castrense. Proponen que la Conferencia Episcopal pida perdón de forma pública en el marco de la visita del Papa, en presencia de representantes de movimientos políticos liberales y comunistas, porque la Iglesia contribuyó a la persecución, estigmatización y exterminio de muchos de sus militantes (ver: https://colombiaplural.com/lideres-catolicos-piden-perdon-la-participacion-la-iglesia-la-guerra/). En ese contexto, los argumentos de Giraldo son clarificadores:

Lanzas y Letras: ¿Qué implica la visita del Papa a Colombia en esta coyuntura tan delicada?

Javier Giraldo: Creo que el Papa mismo había dicho que él no quería visitar Colombia hasta que hubiera ciertas perspectivas de paz; creo que ha escogido este momento porque ya se firmó el acuerdo de desmovilización, de “paz” entre comillas, con las FARC, que era el grupo guerrillero más numeroso, y que ha concentrado muchas expectativas en el país, que ha sido un proceso conflictivo y complicado, ha durado casi 5 años.

Creo que el Papa lo que quiere es ratificar ese proceso e impulsarlo más allá, porque la paz todos sabemos que no se ha conseguido, se consiguió solamente la desmovilización de un grupo, pero el conflicto sigue, y hay otros grupos que apenas están comenzando los diálogos. Creo que el mensaje de él es cómo dar una voz de aliento en el camino hacia la paz.

Este momento es muy difícil, porque se ha formalizado un acuerdo de paz que ha tenido muchos enfrentamientos y polémicas, y ha polarizado muchísimo al país. Es un momento que también la extrema derecha ha aprovechado para desprestigiar el mismo proceso y pescar en río revuelto, porque ha logrado varias enmiendas y está haciendo una campaña para revitalizar el conflicto. Este momento es difícil también para el mismo Papa, porque no sabemos cuál va a ser el eje de su mensaje, pero de todas maneras él sí ha querido impulsar los procesos de paz en Colombia.

LyL: ¿Cómo ve a la Iglesia hoy?

J.G: En Colombia, en las últimas décadas, el cristianismo se ha desagregado en muchas iglesias. Hay muchas iglesias nuevas que están surgiendo por todas partes, pero diría que con un horizonte del cristianismo ultraespiritualista y un poquito mágico; en el aspecto social y político más bien simpatizan con posiciones de derecha, neoliberales, y con posiciones que en otros aspectos son tradicionales, pero de una manera malsana, en el sentido de que quieren oponerse, por ejemplo, al respeto de posiciones de género. Han estado apoyándose en eso, optando por los partidos de extrema derecha. En este momento, al parecer, están reeditando una simbiosis que en el pasado fue terrible, muy malsana, entre cristianismo y política, Iglesia y política. Están creando prácticamente partidos cristianos con orientaciones de derecha extrema, apoyando posiciones muy conservadoras.

LyL: ¿Su crítica es a la asociación del cristianismo con la política, o la ideología que estas nuevas iglesias expresan? Porque, por ejemplo, Camilo Torres asumió de pleno una opción política desde el cristianismo.

J.G: Sí, pero el concepto de política de Camilo era muy distinto de esto, no era conformar partidos que son estructuras de poder, con una ideología sesgada. La concepción de la política en Camilo era mucho más amplia, yo no sé si llamarla política o más bien social, porque él convocaba a pensar en las necesidades de todos los ciudadanos, a unificar por encima de todos los partidos políticos, a unificar a todas las capas sociales de base, empobrecidas, victimizadas. Entonces es una concepción muy distinta a la política, al poder partidario.

Quiénes fueron Pedro María Ramírez Ramos y Jesús Jaramillo Monsalve, los curas que serán beatificados.

LyL: El Papa Francisco expresa un discurso progresista en un mundo tensionado por políticas cada vez más reaccionarias. Sin embargo, los dos sacerdotes elegidos para ser beatificados en Colombia denotan más bien una sintonía con esto último. ¿Por qué cree que fueron elegidos Pedro María Ramírez Ramos y Jesús Jaramillo Monsalve, en especial el primero un símbolo de la Iglesia conservadora y violenta?  

J.G: En Colombia hay mucha gente que ha dado su vida por un compromiso con la justicia hasta las últimas consecuencias, por los campesinos, por las víctimas. En este país han abundado ese tipo de mártires. Sin embargo, me parece que las dos figuras escogidas para beatificar en esta venida del Papa, lo mínimo que uno puede decir es que, son casos supremamente inoportunos en esta coyuntura, pero además son muy cuestionables. Sobre todo, el primer caso.

El primer caso es de un sacerdote que era párroco de Armero, una ciudad del Tolima. En los años 40 vivíamos un momento de polarización y violencia extrema en Colombia entre liberales y conservadores, pero, en el fondo, era entre ricos y pobres, entre privilegiados y excluidos; tenía esa fachada de lucha entre liberales y conservadores, esas eran las banderas explícitas, los conservadores tratando de eliminar a los liberales. En medio de esa lucha, desgraciadamente, la Iglesia católica tomó parte por el partido conservador en una alianza muy cuestionable, porque era un partido excluyente, elitista, represor, fanático. Al mismo tiempo estigmatizaba e invitaba prácticamente a combatir a los liberales. En Armero, lo que muestran ciertos documentos y denuncias de la gente de allí es que desde la parroquia se incentivaba esa lucha contra los liberales. Incluso, al parecer, se invitaba a asesinar a los liberales. Se dice que el párroco éste incitaba públicamente a matar al líder popular Jorge Eliécer Gaitán. En 1948, cuando asesinan a Gaitán -que no era de ninguna manera anticristiano, porque a su hija la educó cristianamente- pues los gaitanistas de esa región se vengaron y lo mataron a él [al sacerdote Pedro María Ramírez Ramos]. Eso demuestra que su asesinato fue un caso de violencia partidista e ideológica, en esa lucha él muere. Por lo tanto, su beatificación es muy cuestionable desde el punto de vista cristiano. Eso no fue un martirio cristiano, fue una muerte en un conflicto político muy discutible.

El otro caso, el de monseñor Jesús Emilio Jaramillo, que era obispo de Arauca, fue un hecho perpetrado por un frente guerrillero de la zona, el ´Domingo Laín´ del ELN. Lo asesinan por una serie de razones que parecen inconsistentes: ellos cuestionaban la posición del obispo frente al conflicto armado, lo consideraban muy sesgado, partidario de los militares, consideraban que él había utilizado mal los dineros de la educación, pero son acusaciones que después de investigarlas parece que no tenían fundamento. Él cae como parte de ese conflicto. Lo más cuestionable es su beatificación en esta coyuntura, porque estamos en un proceso de diálogo y de búsqueda de paz con el ELN. Como conocemos la posición de los medios masivos de comunicación en Colombia, estamos seguros que van a tomar esto como una bandera para atacar ese proceso de paz y desprestigiar a esa organización, así son las cosas en Colombia, por eso creo que es el momento menos oportuno para esa beatificación.

LyL: ¿Cree que esas decisiones son erróneas, o las entiende como parte de la política de la Iglesia?

J.G: Creo que es un error, no me atrevo todavía a juzgar, pero creo que esto es una… no sé si imposición, o una presión más bien, de un sector muy conservador de la Iglesia que tiene otra visión del mismo cristianismo, del mismo martirio cristiano, y quieren darle un uso político a estas beatificaciones.

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“El cura que beatificarán decía que mi papá había que matarlo para que se fuera al infierno”, Gloria Gaitán

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