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Hablar con el archivo. Volver al 8 y 9 de junio

El 8 y 9 de junio es más que una juventud dolorida por años de pérdidas acumuladas. Hay un torbellino de memorias que azotan la sensibilidad de un conjunto siempre cambiante de individuos que, con todo, aprenden y desaprenden esperanzas y frustraciones. Una rápida visita al enriquecedor archivo histórico de la Oficina Estudiantil UN. 

Por: Grupo de Estudio y Trabajo Nuestra Memoria, Oficina Estudiantil UN. Siempre que se acerca una fecha conmemorativa nos enfrentamos a la dificultad de encontrar formas para contar aquello que define nuestra relación con el pasado y constituye nuestro presente y futuro. En la memoria del movimiento estudiantil colombiano, el 8 y 9 de junio aparece como un destello de acontecimientos, personajes, consignas y luchas que se han tejido durante varias décadas, pero que encuentran su concreción en los murales, arengas, relatos orales y tropeles que en cada campus universitario le permiten, a ese grupo social fluctuante que son los estudiantes universitarios, articularse a un pasado que hunde sus raíces en la convulsa historia política de Colombia.

Aunque podríamos volver a la muerte de Uriel Guitterez y Gonzalo Bravo para escribir sobre el 8 y 9 de junio, en esta oportunidad queremos explorar algunos archivos que se resguardan en el acervo documental de la Oficina Estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín y que nos hablan de este acontecimiento. Más que reconstruir todo el contexto que implica un documento o crear una narrativa que cohesiona distintos acontecimientos, lo que nos interesa es explorar la forma en que esta fecha conmemorativa se nombra, se entiende y la podemos representar. Si encuentra versos, confusión e ironía en lo que sigue, no se asuste, es la única forma en que se nos ocurrió decir algo sobre el 8 y 9 de junio.

Imagen 1. Fuente: Archivo Oficina Estudiantil U.N.

Para los compañeros hechos verbo 

Podrá bajar el sol
Pero que nunca baje el puño del bravo estudiante
Porque su fulgor es fe cambiante
Y la desgracia del eterno control
Atraca, ataca y mata la mente.

Una mano que enaltece y estalla
Profeta de la aclamada esperanza
Memoria viva de aquellos que han caído
Y olvido que nunca jamás serán.
¡Oh! Valiente caballero,
Armado con un lapicero,
Vanguardia de las miserias,
A la sombra de la fuente inmortalizadora
Han visto los compañeros tu deceso.

Juventud herida por la crueldad
Ellos tienen sangre en sus manos
Pero junio seguirá siendo testigo:
La lucha no terminó con ustedes.

Ardientes tus ojos vi
Fue lo único que me permitieron apreciar,
Todos llenos de justicia
Exploradores luminosos de libertad.

Tu voz seguirá resonando en la nuestra,
Aquí entonaremos la rima combatiente,
Tu mensaje abrirá caminos
El nuevo tiempo será rebelde.

Agitada enunciación de aprendizaje recitaste
En el comienzo de las líneas de un papel
que roto y arrugado
aún conserva subversivo significado.

La hoguera en esa calle afuera de la universidad
Seguirá juntándonos, alzando una piedra
¡Seremos pupitre base del fuego
¡Tú la llama que calienta el tropel!

Imagen 2. Fuente: Archivo Oficina Estudiantil U.N.

“El movimiento estudiantil es combatiente y antielectorero”

En tiempos de “Pacto Histórico” y de universidades públicas que desarrollan asambleas y pintada de telas como preparación para las elecciones del 19 de junio, nos resultó interesante un documento de los Comités de Base de la Universidad Nacional que llama al movimiento estudiantil a ser más combatiente y a definir enemigos concretos de cara a la conmemoración del 8 y 9 de junio, día del estudiante caído. Si algo resalta el documento es que el enemigo del movimiento estudiantil es “la oligarquía criolla e internacional (imperialista)” y los movimientos “electoreros y revisionistas”. Cierto o no, parece que quienes escribieron este llamamiento, posiblemente en los años ochenta, no les estimulaba mucho la “fiesta electoral” y menos cuando se trataba de elaborar la memoria de Gonzalo Bravo, Romulo Carvalhó, Patricio Silva y Carlos E. Bravo como un feroz esfuerzo revolucionario. Para bien o para mal, creamos o no en las elecciones, volver al archivo nos permite darnos cuenta de cuán diferente es el espíritu de nuestro tiempo, al menos para el estudiantado colombiano, que no dudaría en apedrear la Casa de Nariño. Esperemos que al candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, no le rompan los vidrios, o que al menos se asegure de poner unas buenas rejas.

Imagen 3. Fuente: Archivo Oficina Estudiantil U.N.

Clandestinos en vísperas del día del 8 y 9 de junio

Pendientes del tropel que nos aguarda, hasta las directivas de la Nacional esperan —tal vez preocupadas o ansiosas con la cancelación de las clases— que suenen las manecillas del reloj, den las 10:00 de la mañana y se escuche el pisotear de unos tenis negros desgastados. Se escucha el murmurar de los estudiantes: “ya aparecieron los carpos, se va a prender esta vuelta”. Es allí cuando evocamos el significado de traer, cual figura silenciosa que un día habló, a nuestros compañeros caídos por la memoria del movimiento estudiantil. Muchos dirán que es una pérdida de tiempo el provocar que lleguen las fuerzas públicas a terminar con el alboroto que han armado unos encapuchados con “molochas” y “papasbomba” en la mano, que estudiando es el verdadero cambio, pero nosotros sí vemos en las palabras de un comunicado, en la resistencia del verbo y de la carne, la voluntad de cambio que reside en el universitario. Un ejercicio teatral protagonizado por el propio dramaturgo, en donde, diferente al sectarismo que era evidente en años pasados, ahora confluyen actores que solo para esta escenificación crean un acuerdo previo: anarcos, juventudes del “Eme”, ACDA o MPR. Estas son las pascuas de los clandestinos en vísperas del Día del Estudiante Caído.

No hay conclusiones. ¿Qué será del 8 y 9 de junio en esta convulsa coyuntura? Acérquese a su universidad pública más cercana.

Imagen 4. Fuente: Archivo Oficina Estudiantil U.N.