Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

Colombia, Venezuela y un destino común: “mantener los cauces de la paz”

Lanzas y Letras dialogó con Marco Teruggi, cronista del movimiento comunal venezolano, en su reciente paso por Bogotá. Las dificultades de la revolución bolivariana, el interés de la derecha colombiana en la desestabilización del vecino país, la influencia de las insurgencias en zonas de frontera y la “gran referencia, para Venezuela y el continente, del movimiento social en Colombia”, son algunos de los tópicos que recorrieron la charla.


Desde hace más de tres años Teruggi camina las comunas para registrar el pulso fino de la revolución bolivariana, allí donde late el corazón del pueblo, donde se organiza la resistencia. Es periodista, poeta, publicó libros y escribe para distintos medios, entre los que se encuentra Lanzas y Letras; pero “antes que nada quiero presentarme como militante, por la forma de pensar, de ver las cosas”, nos cuenta al iniciar la charla, en un bar de La Candelaria. Su paso por Bogotá obedece a cuestiones familiares, y aún con poco tiempo disponible nos avisa de la visita, se brinda amable a la conversa.

“En mis crónicas intento comprender las claves, los desafíos y las potencias que tiene el pueblo venezolano en su búsqueda de transición al socialismo”, explica. Conocedor de la zona de frontera, para allí rumbeamos el diálogo con la intención de comprender la imbricada realidad de pueblos separados por una delimitación formal, forzada, que los Estados capitalistas consolidaron para dividir culturas por siempre hermanadas. Dos pueblos con la misma historia, con el mismo destino, que hoy atraviesan desafíos muy distintos según cada coyuntura, pero similares si se los interpreta en clave de los anhelos compartidos: la lucha permanente por construir una sociedad justa e igualitaria.

La paz, como horizonte y condición necesaria para consolidar los avances del pueblo, puede leerse entonces en clave común aquí y allá. Veamos:

Nota relacionada:  VENEZUELA, ZONA DE FRONTERA: MILICIAS BOLIVARIANAS A MEDIA HORA DE ARAUCA

Lanzas y Letras: Casi 20 años después de la llegada de Chávez al gobierno, hay quienes hablan del fin del ciclo transformador en América Latina. ¿Cuáles son los retos del movimiento popular para evitar que ese ciclo se cierre?

Marco Teruggi: [El vicepresidente de Bolivia] Álvaro García Linera no habla de ciclos, sino de oleajes. Plantea que hablar de ciclos encierra la necesidad de un final, y no creo que sea así. Hay determinados momentos de avance, de reflujo, y hoy estamos en un momento complicado pero a la vez no son los mismos pueblos que estaban en los años 90, son pueblos que han hecho experiencias de movilización muy fuerte, con los matices de cada país. Aún sabiendo que son muy diferentes procesos como los de Venezuela o Uruguay, creo que por algún motivo los movimientos populares plantearon la idea de las articulaciones de los movimientos, porque había la lectura de que uno puede perder el gobierno, pero no el acumulado nacional y continental.

Citando nuevamente a García Linera: si alguien tira una piedra contra un vaso, el vaso se rompe; la culpa es de quien tira la piedra, pero nuestro desafío es saber cómo hacemos para que el vaso no se rompa; creo que la mejor síntesis política estratégica la planteó el comandante Chávez: hay que volver al Golpe de Timón, a leer el Plan de la Patria, volver a sus materiales donde conceptualiza el Estado del Poder Popular, las principales claves para expresar una avance radical en las sociedades modernas latinoamericanas. Tenemos que volver al comandante, que era un gran teórico de la revolución y en su momento más maduro condensó una síntesis histórica; tenemos que pensar que lo que hicimos fue bueno, si no, no estaríamos donde estamos.

mt2
LyL: ¿Cuánto influye la derecha colombiana en los planes desestabilizadores de la oposición en Venezuela?

M. T.: Desde el inicio de la revolución, desde que asumió Hugo Chávez el gobierno, ha habido un proceso permanente de desestabilización. Ese proceso ha sido en gran parte nacional, y en parte internacional. Los actores internacionales claves son el gobierno norteamericano con sus diferentes presidentes, y la derecha colombiana, centralmente en la figura de Álvaro Uribe para lo que es el proceso de desestabilización interna con la inserción del paramilitarismo en el tejido social. No se puede pensar la contrarrevolución en Venezuela si no se la piensa atada centralmente a la figura de Álvaro Uribe y al gobierno norteamericano. La derecha venezolana, en sus diferentes expresiones, es muy dependiente de los lineamientos políticos y financiamientos internacionales.

La derecha juega con fuego. Busca permanente de generar un conflicto social, llevar al país a una guerra civil. ¿Para que? Para pedir la intervención extranjera, porque no cuentan con una base social para generar un proceso de radicalización callejera, pero necesitan plantear una violencia dentro de la sociedad para justificar su pedido de intervención extranjera, bajo la forma que sea.

Una de las victorias de la revolución ha sido mantener la paz. Esto no se dice mucho, pero que el país siga por los cursos democráticos, regulares, con el debate por el referéndum revocatorio establecido por el mismo chavismo, esa trama democrática ha sido una victoria y la derecha ha intentado ponerla permanentemente en jaque. Este año hubo un intento de generar saqueos, llevando el conflicto a las zonas populares. Permanentemente apelan al intento de la violencia, siempre bajo una cobardía política como es la de no asumir la responsabilidad política de los hechos.

Pero hay que tener en cuenta que el chavismo es mucho más que un gobierno, es un proceso radical de poder popular, de empoderamiento de la gente. Tiene que ver con la modificación de la vida: dignidad, soberanía, orgullo, consciencia de clase. La gente va a defender la revolución, si viene algún intento de violencia. Ante ello, la derecha juega con fuego porque sabe que abrir un escenario hoy de confrontación civil es generar algún tipo de cuadro como el de Siria, que al imperialismo le es conveniente porque logran su cometido y ponen al país en una lógica de confrontación sin desenlace seguro.

LyL: ¿Esos intentos violentos en Venezuela pueden afectar negativamente al proceso de paz en Colombia?

M. T.: Yo creo que hoy el continente tiene que mantener los causes de la paz. A Colombia se la mira con mucha atención desde Venezuela, porque aquí se ha desarrollado con fuerza el paramilitarismo, y quieren hacernos entrar en esas lógicas. Una gran victoria sería lograr un cuadro de paz en la región, que tiene como países principales a Venezuela y Colombia.

Las fuerzas progresistas, revolucionarias, de izquierda, tienen con qué ganar; las elecciones son un proceso que podemos conquistar. ¿Para qué? Para hacer política y hacer transformaciones radicales. Nos conviene a nosotros ese escenario de paz. El otro, sabemos… Por algún motivo Álvaro Uribe está tan empecinado en destruir el proceso de paz en Colombia y llevar a Venezuela a un proceso de guerra civil.

LyL: Aparte de la infiltración paramilitar, en Venezuela debe haber incidencia de las guerrillas colombianas, como resultado de tanta frontera compartida. Has recorrido comunas en zonas de frontera, ¿notas que haya influencia de la insurgencia armada en el movimiento popular venezolano?

M. T.: La zona de frontera venezolana es una zona que guarda mucha cercanía cultural y de procesos de lucha con Colombia. Gran parte del entramado comunal en Venezuela está situado en la zona de los llanos: Apure, Barinas, que comparte mucho con la cultura colombiana. Allí hay un proceso histórico de compartir experiencias de lucha de todo tipo, campesinas, organizativas, de resistencia. Son zonas históricamente muy golpeadas, creo que hay una retroalimentación organizativa, política, cultural, que viene desde hace mucho, de hecho una de las fortalezas de la revolución bolivariana está en zona de frontera. Históricamente son pueblos muy parecidos, culturas muy parecidas desde al independencia hasta la actualidad. Es bueno pensar que la soberanía se puede entender en alianza entre ambos pueblos.

Visto del lado venezolano, enfrente está el Ejército colombiano, las bases militares norteamericanas, la presencia marítima de EEUU… Si planteamos un esquema clásico de confrontación de guerra, no vamos a tener nunca la fuerza. Si en cambio pensamos las milicias bolivarianas, si pensamos el pueblo como una gente que puede tener capacidad de fuego, inteligencia, control de territorio, esa es la única manera que podemos frenar la guerra no convencional, el contrabando, los asesinatos en manos de los paramilitares… en eso evidentemente el movimiento colombiano tiene una larga trayectoria de resistencia.

Nota relacionada:  CONFLICTOS DEL ´POSCONFLICTO´: LA FRONTERA COLOMBO-VENEZOLANA

LyL: ¿Y más allá de la insurgencia, cómo se ve desde Venezuela al movimiento social en Colombia?

M. T.: Es una gran referencia, en Venezuela y en el continente. Hay un gran respeto y admiración hacia Colombia, tanto por las diferentes guerrillas como por los movimientos populares: Congreso de los Pueblos, Marcha Patriótica… Creo que son ejemplo de unidad y de movilización que tienen mucho que enseñar. En Colombia, después de tantos años en una situación funesta, el movimiento popular logra plantear formas de resistencia, paros activos, movilización, y logran marcar rumbos. Eso permite un buen diálogo con las formas organizativas venezolanas que tienen otra lógica, otro tiempo, que están más vinculadas a otras formas de organización. El movimiento popular colombiano tiene las mismas ideas y logró construir desde la resistencia, eso nos plantea mucho aprendizaje, porque no siempre estaremos en posición de tener poder político en Venezuela. Al interior de la revolución hay momentos de reflujo, en este momento estamos resistiendo con reflujo por el impacto que ha generado la guerra, y ahí tenemos mucho que aprender: cómo se resiste, cómo se construye organización y movilización con menos recursos, sin militantes vinculados a un sueldo estatal… Está bueno que el movimiento popular venezolano incorpore esos aprendizajes para salir a dar una batalla en un momento donde tenemos menos petróleo, menos posibilidades materiales pero sí inmensas políticas, porque Chávez dejó un pueblo formado.

– – –

* Marco Teruggi, periodista y poeta. https://hastaelnocau.wordpress.com