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El Perú: ¿cómo marcha su situación política?

El anunció de Keiko Fujimori de pretender postular por cuarta vez consecutiva a la presidencia del Perú es una provocación a la memoria colectiva. Por otro lado, las diversas organizaciones sociales, políticas y sindicales anunciaron una movilización para el 19 de julio, la cual la denominan “La Tercera Toma de Lima”. Exigen la renuncia de Dina Boluarte, justicia por las más de 70 personas asesinadas por el régimen, el cierre del Congreso, entre otras demandas. Un texto por Jesús Rojas*.

El Perú sigue siendo un país con una población que sufre de amnesia colectiva. Aprovechándose de esa enfermedad el fujimorismo y las bancadas de derecha no hacen mucho sacrificio para poder controlar a su antojo el Congreso, la Fiscalía de la Nación, el Tribunal Constitucional, la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) –sin resistencia de los estudiantes– y la Defensoría del Pueblo. Y muy disconformes con ello, pretenden capturar los organismos electorales y la Junta Nacional de Justicia (JNJ).

El colmo de todo esto, es que la hija del último dictador Alberto Fujimori, intentará postular a la presidencia por cuarta vez consecutiva. “He sido tajante en negar una candidatura si es que hubiese un adelanto de elecciones, pero hacia futuro no he tomado una decisión al respecto ni la he analizado, pero solo el hecho de negar que yo pueda participar o que mi partido participe, me parece discriminatorio y antidemocrático”, afirmó Keiko Fujimori.

Tras perder en el balotaje contra Pedro Castillo, Keiko sostuvo que no volvería a postular a la presidencia. También lo dijo en el 2016, cuando perdió contra Pedro Pablo Kuczynski. Pero cuando un pueblo sufre de amnesia la mendacidad es una virtud. El Perú es ese país donde no termina de “morir” ese viejo fujimorismo, ni siquiera agoniza, sino que controla diversas instituciones del Estado; pero tampoco empieza a “nacer” algo nuevo que transforme la realidad de los peruanos.

Mentir no es solo un don de Keiko Fujimori, líder de la organización criminal Fuerza Popular (FP), sino que es un valor generalizado en la política peruana. Ejemplo de ello es la actual presidenta Dina Boluarte. En diciembre del 2021, cuando el Congreso presentó una moción de vacancia contra Pedro Castillo, la exvicepresidenta Boluarte afirmó: “Si al presidente lo vacan, yo me voy con él”.

La política siempre estará llena de esperanzas y decepciones. ¿Pedro Castillo representa una esperanza para el Perú? Consecuencia de los constantes hostigamientos por parte de la derecha recalcitrante, su débil y efímero gobierno fue conducido al fracaso. Castillo terminó preso en Barbadillo tras ser destituido –sin que se respetara el debido proceso– como presidente. Ahora, comparte el penal junto al exdictador Alberto Fujimori.

 

En menos de siete meses su régimen se ha caracterizado por reprimir a mansalva y asesinar a más de 70 trabajadores, campesinos e indígenas.

¿Boluarte es la decepción? Ella nunca fue una esperanza. Desde el primer día que usurpó el cargo de presidenta puso todos sus esfuerzos en aferrarse al poder, cueste lo cueste, sin importarle el dolor y sufrimiento de su pueblo.

A pesar de ser un régimen ilegítimo que solo se ha encargado de reprimir las protestas sociales, Boluarte se sigue manteniendo en el poder con la complicidad del Congreso y de los grupos del poder económico. ¿Las encuestas importan? Según el último estudio de la empresa Ipsos-Perú, el 77% de los peruanos desaprueban la gestión de Boluarte y el 81% rechaza el Congreso. Tan solo el 13% aprueba a la actual mandataria. ¿Puede un presidente gobernar con menos de dos dígitos de aprobación? En Brasil, un país con más de 210 millones de habitantes, en el 2016, tras la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, la sustituyó su vicepresidente Michel Temer, quien pudo gobernar y terminar el período presidencial con tan solo el 3% de aceptación. En política todo se puede.

El Perú está sumergido en el caos. Si el régimen no da la orden a los policías y militares para disparar balas de plomo a los manifestantes, lo que hace es esmerarse para no resolver los problemas de salud que aquejan al norte peruano. En solo este año el dengue ha provocado la muerte de 261 personas, 1.146 hospitalizado y más de 152 mil contagios. El sistema sanitario es un fracaso. Las desgracias y tragedias no nos enseñaron nada, sino empeoraron; hace falta solo retroceder unos años para entender que la pandemia del Covid-19 desbordó los hospitales y dejo un saldo de 220 mil fallecidos.

Y si seguimos con el sistema de salud, podemos decir que el aborto terapéutico está legislado en el Perú, sin embargo, muchas niñas víctimas de violación fueron obligadas a parir. El ministerio de Salud reportó que en el 2022 hubo 1625 casos de niñas que fueron obligadas a dar a luz, a pesar de que muchas de ellas exigieron recurrir al aborto terapéutico, pero se les negó ese derecho.

 

Diversas organizaciones se preparan para “La Tercera Toma de Lima”.

A partir del 7 de diciembre del 2022, tras la caída del presidente Pedro Castillo, se empezó a gestar diversas protestas en el sur peruano que hasta el momento no cesan. Incluso dieron una tregua y se preparan para la llamada “Tercera Toma de Lima”, que está prevista concretarse para el 19 de julio.

¿Por qué vienen hasta Lima? El 15 de diciembre del año pasado, mientras se desarrollaba una marcha pacífica, los militares y la policía –incluyendo francotiradores resguardados en las iglesias– dispararon a los que protestaban en la región de Ayacucho, dejando un saldo de 10 muertos. No conformes con dejar de luto a muchas familias, el régimen de Boluarte volvió a reprimir una protesta que se realizaba en Juliaca, Puno, el 9 de enero del presente año. La brutalidad con la que se llevó adelante la represión causó la muerte de 18 personas.

¿Los responsables de la masacre están presos? ¡Ninguno! Es por ese motivo que diversas organizaciones sociales, políticas y sindicales de las regiones del Perú profundo tomaron la decisión de viajar a Lima, una capital indiferente a los problemas de los andes peruanos, para exigir justicia por los asesinatos y hacer visible los crímenes perpetrados por el régimen de Boluarte. Al pedido de justicia se le sumó una serie de demandas y reivindicaciones que hasta ahora siguen vigentes –algunas contradictorias–y esas son: renuncia de Dina Boluarte, cierre del Congreso, nuevas elecciones, libertad y restitución de Pedro Castillo, libertad de los presos políticos y la redacción de una nueva constitución.

La llamada “Primera Toma de Lima” fue contundente. En enero las delegaciones llegaron y protestaron en la capital peruana, pero los pseudoperiodistas de los grandes medios de comunicación se encargaron de estigmatizarlos, “terruquearlos” y bajo ese pretexto fueron violentamente reprimidos por la policía. Hubo un repliegue del movimiento popular, dieron una corta tregua y en marzo volvieron a Lima para iniciar la “Segunda Toma de Lima”; en esa ocasión las protestas tuvieron menor intensidad y fuerza.

Vigilia por los fallecidos en Juliaca, Puno. Créditos: Infobae

Tras los asesinatos, se empezó a investigar el exceso del uso de la fuerza por parte de la policía. Entrevistaron a muchos familiares de las víctimas y lo paradójico de sus declaraciones era que muchos de los jóvenes fallecidos tenían como sueño ser policías.

Tuve la oportunidad de entrevistar a varios militantes que participaron de las movilizaciones populares en rechazo al régimen de Boluarte y muchos me contestaban que “las muertes son injustas porque muchos de los asesinados no pertenecían a ninguna organización, ni mucho menos estaban participando en las protestas”. ¿Acaso, es justo que maten a los que ejercen su derecho legítimo a la protesta? ¿Acaso, el que pertenece a una organización que está en contra de Boluarte merece morir? Esos discursos, indirectamente, los pone del lado de los represores. Es lamentable como los discursos de la clase dominante y el “terruqueo” ha penetrado tanto en las subjetividades de los que luchan contra las injusticias.

Ahora, las diversas organizaciones se preparan para la movilización del 19 de julio en Lima. Piden la renuncia de Dina Boluarte, quien hace unos días sostuvo que “gobernará hasta el 2026”. Meses atrás el Congreso había bloqueado algunos proyectos que pretendían adelantar las elecciones para elegir a un nuevo presidente y a los legisladores. Había dos fechas para que se desarrollen: uno era para diciembre del 2023 y el otro para abril del 2024. Ninguno prosperó.

¿Cómo esperará Lima a sus visitantes? Rafael López Aliaga, actual alcalde de la capital, dijo que hará todo lo posible para impedir “la invasión de los pueblos profundos del Perú”. La Policía Nacional del Perú anunció que desplegará 8 mil efectivos para evitar un baño de sangre (que ellos mismos se encargarían de provocar). Por su parte, Boluarte preguntó –y amenazó– a los que anuncian su llegada a Lima: “¿Cuántos muertos más quieren?”. Y finalmente, el mes pasado la Corte Suprema de Justicia sentenció que “la protesta no es un derecho fundamental de las personas…” Con todo esto recibirá Lima al otro Perú.

Los movimientos populares harán una nueva experiencia en Lima. Con mucho voluntarismo y fuerza, pero sin estrategia, quizá sin línea política y huérfanos de conducción y dirección. Es ese amor por hacer justicia, por la vida, por la defensa del medio ambiente y de los recursos naturales el que los moviliza a luchar en un terreno hostil como lo es el desierto gris (Lima).

Mujeres rodeadas por los policías en el centro de Lima. Créditos: Jesús Rojas

¿Y las izquierdas dónde están? ¿Se tomaron vacaciones? En el Congreso cogobiernan con Boluarte. Y los que no fueron elegidos legisladores seguramente estarán de vacaciones esperando que empiecen nuevas elecciones para que puedan militar solamente durante su campaña. Y otros, como el caso de la congresista Isabel Cortez, extrabajadora municipal de limpieza, fueron absorbidos por la despreciable vanidad, tanto es así que se dio un abrazo “sororo” con la mandataria, tras recibir la condecoración de la Orden del Trabajo en el grado de “oficial”. Y días posteriores terminó culpando a Castillo por los asesinatos cometidos por el régimen de Boluarte.

El ex presidente de Uruguay José Pepe Mujica una vez dijo que “las izquierdas se dividen por ideas y las derechas se juntan por intereses”. En Perú la izquierda no se divide por esa razón, sino por el simple motivo de hacer negocios, porque lamentablemente desprecian las ideas. El Congreso es un claro ejemplo. Y ni hablar de los partidos políticos que carecen de mística y que espantan a la juventud por su falta de ética, su atomización y su gran esfuerzo por no perdurar en el tiempo. ¿Recambio generacional? Esa pregunta o exigencia la detestan los viejos militantes que están enquistados en sus partidos políticos y de los cuales se creen dueños.

El Perú duele, pero es hermoso. Es hermoso ver como la rectora de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Jeri Ramón Ruffner enseña a bailar reguetón a los estudiantes. ¿Será por ese motivo que la comunidad educativa está más preocupada por aprender a bailar reguetón que por los problemas del Perú? En enero de este año un fuerte operativo policial con tanquetas intervino la UNMSM y detuvieron a cerca de 200 personas –incluidos menores de edad– y fueron trasladados a la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote). Han pasado meses y Jeri Ramón Ruffner sigue siendo rectora de la universidad más antigua de América.

Lima también duele, pero es hermosa. Tenemos un alcalde que ignora que tenemos la dicha de que en el desierto abunden las playas del Pacífico, o en todo caso, no quiere que los cholos –como yo– puedan visitar el mar en sus tiempos de ocio. A este señor se le ocurrió la grandiosa idea de colocar arena en una piscina municipal en el distrito de San Juan de Lurigancho –el más poblado de Lima. Los limeños no dijeron nada, nadie se quejó porque también son indiferentes al lugar donde nacieron. Ahora, López Aliaga decidió endeudar a los limeños por 4.000 millones de soles para invertirlos en asfalto y cemento. Y, nuevamente, todos se volvieron mudos.

Finalmente, no hay que descartar una posible candidatura de Keiko. ¿Volvería a perder por cuarta vez? El banquero Guillermo Lasso participó en las presidenciales del 2013 y 2017, y perdió. En su tercera candidatura del 2021 ganó y es el actual presidente de Ecuador. El exdirigente sindical y fundador del Partido de los Trabajadores (PT) Lula da Silva, participó como candidato a presidente en los años 1989, 1994 y 1998, en todas fue derrotado. En el 2002, en su cuarta candidatura fue elegido presidente. Y en la actualidad, después de pasar unos años en prisión es el presidente del país grande de nuestra región. En la política nadie está muerto.

En Perú existe una crisis de representación y de partidos. Solo basta regresar al 2021, año de las últimas elecciones presidenciales. En esa oportunidad en la primera vuelta Pedro Castillo no llegó al 19% de los votos, en segundo lugar quedó Keiko Fujimori, quien obtuvo menos del 14%.

La hiperpersonalización de Keiko Fujimori es muy fuerte. Pero creo que es más fuerte la memoria de un sector que no padece de amnesia colectiva y que se adjudica antifujimoristas. Hasta el momento, ese sector nos viene salvando de que no caigamos en las garras de esta organización criminal. Incluso me atrevo a augurar que si en un balotaje estuvieran Satanás vs Fujimori, el antifujimorismo optaría por Satanás. Al fin y al cabo el infierno siempre será más encantador que el fujimorismo.

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*Periodista y profesor en comunicación social.