Apuntes personales sobre el “ejército de alfabetizadores”. Cuba, primer país de América libre de analfabetismo
Arístides Rondón Velázquez tenía 16 años cuando se sumó a la campaña de alfabetización que impulsó la Revolución Cubana en 1961, a poco de tomar el poder. “Fue el año más feliz de mi vida”, afirma. Fue profesor y hoy, a sus 80 años, sigue al frente de la Casa del Mate que fundó en la ciudad de Santa Clara. En estas líneas cuenta su experiencia como alfabetizador.
Apuntes personales sobre la campaña de alfabetización
Luego de 5 años, 5 meses y 5 días de lucha heroica triunfó la Revolución Cubana el 1° de enero de 1959. Los dirigentes de la joven revolución encontraron un panorama dantesco en todos los sectores de la sociedad, sobre todo, en educación y salud. Un dato a manera de ejemplo: había solo 3 universidades en Cuba y vivían en el archipiélago 979.207 analfabetos de una población aproximada de 6.000.000 de habitantes. Por otra parte, había más de 10.000 maestros sin trabajo y decenas de miles de niños sin escuelas. Durante la campaña que describiremos a continuación, fueron alfabetizados 707.212 iletrados.
En un gesto de gran audacia revolucionara Fidel Castro habló en la Asamblea General de Naciones Unidas el 26 de octubre de 1960. En su intervención, que se extendió varias horas, declaró que Cuba erradicaría el analfabetismo el año siguiente lo que la convertiría en el primer país de América libre de analfabetismo.
Es así como se inicia, en 1961, una maratónica jornada nacional de aseguramiento de esa batalla colosal. La luz con que se iluminarían las aulas serían faroles chinos. Se entregó uno de esos faroles a cada alfabetizador a los que se dotó además de una cartilla, un manual, dos uniformes, un par de botas y una imagen de Camilo Cienfuegos.
Los futuros alfabetizadores fuimos concentrados en Varadero durante una semana en donde a través de seminarios se nos habilitó para la extraordinaria contienda. Asimismo, se produjo una Campaña Nacional para lograr la incorporación, sobre todo, de los estudiantes de sexto grado de primaria, de los demás niveles de educación y de todos los que estuvieran de acuerdo en participar en la sin igual batalla. En total fuimos:
Alfabetizadores Populares 125.522 Brigadistas Conrado Benítez 95.777 Brigadistas Patria o Muerte 13.610 Maestros Primarios 34.814 Total 269.723
Datos proporcionados por el Museo de la Alfabetización que se encuentra en Ciudad Libertad, Marianao, La Habana
Con esa colosal fuerza fue posible ubicar un alfabetizador en cada casa donde hubiera un analfabeto.
Las víctimas de una campaña revolucionaria
La primera víctima de los que no querían que enseñáramos a leer y escribir a esos cubanos fue el joven maestro Conrado Benítez García, quien murió asesinado el 5 de enero de 1961. Luego hubo un elevado número de alfabetizadores y alumnos también asesinados, así como fallecidos en accidentes diversos.
El 22 de diciembre de 1961 nos reunimos todos los alfabetizadores en la Plaza de la Revolución José Martí para declarar a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo como habíamos hecho en cada ciudad, pueblo o caserío. Simbólicamente estaban con nosotros los hermanos muertos en la más hermosa batalla que ha librado la Revolución Cubana: el maestro voluntario Conrado Benítez García; los alfabetizadores Pedro Miguel Morejón Quintana, Pedro Blanco Gómez, Delfín Sen Cedré y Manuel Ascunce Domenech; y los campesinos que los apoyaban, José Galindo Perdigón, Jesús Eliodoro Rodríguez Linares, Celestino Rivero Darías, Modesto Serrano Rodríguez, Tomás Hormiga García, Vicente Santana Ortega y Pedro Lantigua Ortega así como los 31 alfabetizadores que perdieron la vida en accidentes o debido a enfermedades.
El caso de Manuel Ascunce Domenech
Cuando me acerco a los 80 años de vida todavía me indigna y me produce enorme dolor lo que hicieron los bandidos alzados en El Escambray con un joven de mi edad, Manuel Ascunce Domenech. Transcribo parte del documento suscrito por el Juez Rubén Darío Zayas Montalbán, al hacer el reconocimiento de los cadáveres:
«Cuando llegamos al árbol, miré a Manuel: pelo negro, algo caído hacia la frente; los labios ennegrecidos, la lengua con un intenso color violáceo, con coágulos en sus bordes. Me llama la atención que no estuvieran sus globos oculares fuera de las órbitas, como sucede siempre en los ahorcados; ello me convenció de que lo habían ahorcado casi muerto. Tenía también un profundo surco en el cuello, fractura del cartílago laríngeo, perceptible a la palpación del forense. […] Examinados sus órganos genitales, se observan contusiones, indicativos de haber sido sometidos a compresión y distorsión. Catorce heridas punzantes de distintos grados de profundidad. […] A su lado estaba Pedro Lantigua: cabellos castaños, algo rojizos; hombre fuerte, el rostro cubierto de manchas, todo rígido, muestras visibles de haber luchado contra sus asesinos y señales de haberlo arrastrado muchos hombres, golpes, un surco equimótico en el cuello».
Este asesinato ocurrió el 26 de noviembre de 1961 cuando casi acababa la gloriosa epopeya, yo estaba alfabetizando en la casa del campesino Enrique Feria en la Finca Palo Hueco perteneciente al hoy desaparecido central azucarero Jesús Menéndez y puedo asegurar que todos los participantes en la gesta repudiamos, adoloridos e indignados, el salvaje asesinato.
Santa Clara, 30 de marzo de 2023
Apéndice
“En la campaña participaron personas de más de 20 países, entre ellos nos acompañaron en esa batalla cinco argentinos: Angélica Iglesias, Elisa Vigo, Tatiana Viole, José Murillo y Berta Rosenvorzel”, aclara el profesor Arístides, motivado por el diálogo con su interlocutora proveniente del país de nacimiento del Che. La precisión convoca a reconstuir los rastros de participación en aquella campaña histórica de alfabetización de personas provenientes de Colombia y otros países de Nuestra América. Quien cuente con datos y quiera compartirlos, recibimos con interés los aportes en lanzasyletras@gmail.com
Arístides Rondón Velázquez es profesor y fundador de la Casa del Mate en Santa Clara, Cuba.