El feminismo opacado de Betsabé Espinal: una entrevista a Carlos Uribe Restrepo
Hay una larga tradición de feminismos populares e intransigentes que ha sido invisibilizada en el país. El investigador militante Carlos Uribe ha pasado años tratando de rescatar esta historia de un siglo largo lucha feminista. [Imagen de portada tomada del documental: “Betsabé Espinal, una historia para confiar en el poder de las mujeres”, Mujerer Confiar].
Antes de iniciar, me gustaría saber, ¿quién es Carlos Uribe?
Mi nombre es Carlos Enrique Uribe Restrepo, tengo 62 años, soy de Bello y soy un luchador social. Provengo de una familia tradicional, perteneciente al empresariado textil de aquí del Valle de Aburrá. Por las cosas de la vida, y siendo además de formación católica, el tema de la pobreza me llevó a estudiar Agronomía en la Universidad Nacional con el fin de calmar el hambre sembrando alimentos.
Resulta que en el tercer semestre me tocó ver la materia de Sociología general y rural, esa materia me acercó a muchas cosas: “burguesía”, “proletariado”, yo no conocía esas palabras, solo conocía a la clase alta, la media y la baja. Que los “países ricos” y los “países pobres”, decían. Hablaban de “imperialismo”, hablaban de los “comunistas” (los mismos que en mi casa decían que eran los más malos, que se comían a los niños, que estaban en Cuba y en todas partes). Pero cuando, entre todo eso, yo me doy cuenta que son mis compañeros de la universidad los que estaban ligados al movimiento estudiantil, fue que cambié totalmente mi perspectiva.
Abandoné iglesia, abandoné familia y me metí a tope al movimiento estudiantil, al movimiento viviendista, al movimiento agrario, al movimiento sindical. Pertenecí al Partido Comunista Marxista-Leninista y fui combatiente de la guerrilla del Ejército Popular de Liberación hasta el año 1991 en que me desmovilicé.
Desde ese momento yo venía preguntándome por la historia, desde la cuestión del surgimiento del Partido, hasta una afinidad general por la historia. En el 91, después del proceso, yo no pedí reingreso en Agronomía sino en Historia, pero hubo un conflicto en la Nacional y preferí dedicarme a historiar de cuenta mía, por defender la vida, porque hubo mucha dificultad de convivencia con nuestros compañeros y nos decían traidores. Entonces yo dije “no, me voy a historiar, no necesito universidad, me voy a historiar”, y me dediqué a historiar.
En eso fue que me encontré con Betsabé en el 2010, y me he vuelto un fanático de su historia. Empírico sí, entre comillas, pero ya no solamente está el tema de Betsabé, sino el tema de las sufragistas mujeres, el tema de la formación social en Colombia y en el mundo. O sea, una cantidad de “encarretes” que uno dice, esas mujeres invisibles hay que sacarlas a la luz pública porque son valientes, inteligentes, luchadoras y han aportado mucho a esta sociedad. Entonces es un filo de la investigación que está abierto, donde me siento como pez en el agua y soy de los que creo que del 2010 hasta hoy hemos avanzado, pero falta mucho, y hago un llamado a que los jóvenes y las jóvenes se interesen por estos temas, que todavía hay muchas aristas de investigación que hay que coger, pero hemos avanzado.
¿Y cuáles cree que han sido los elementos más destacados de su investigación? ¿Hacia dónde se ha desplazado el conocimiento histórico de las luchas de las mujeres de principios del siglo pasado?
En el 2010 fueron al archivo histórico unas artistas femeninas de la Escuela Nacional Sindical, Lorena Álvarez y Clarita Gómez, a indagar sobre Betsabé para hacer un programa de televisión. Y resulta que en Bello solamente había un escrito de Reinaldo Spitaletta sobre la “huelga de señoritas”, pero ya lo específico de Betsabé muy poco. Sabían más en Bogotá los libretistas.
La fábrica de tejidos de Bello empezó a hacerse en 1902, tuvo una crisis en 1904, y en 1905 la retomó un señor Emilio Restrepo Callejas. De formación tradicional y mano dura, vinculó a 400 mujeres (muchas niñas de 12, 14 y 16 años) y 100 hombres, para poner a andar la producción de textiles que antes importaban de Inglaterra y los Estados Unidos. Ante esa opresión, una niña de 24 años llamada Betsabé Espinal se para en un taburete el 11 de febrero a las 8:00 de la mañana al momento de entrar a trabajar y dice: “compañeras, muchachas, nos declaramos en huelga, porque nos oponemos a que siga existiendo acoso sexual [ellas acusaron a tres subalternos de don Emilio], no estamos de acuerdo con seguir trabajando descalzas, necesitamos que nos permitan llegar calzadas, necesitamos que el sistema de multas [oprobioso total] se suspenda y que se nos aumente tanto los ingresos económicos de salario [muchas de ellas eran contratistas], como los horarios de desayuno y almuerzo”.
Entonces eso fue, se paralizó, estuvieron personas por el gobierno, otras por un sector de la opinión, pero también encontraron el apoyo en periódicos como El Luchador de formación socialista, el periódico El Espectador y el Correo Liberal, y fue un tema que de ser una huelga en una fábrica se extendió a todo el Valle de Aburrá y a todo el país, unos apoyando a las trabajadoras, y otros apoyando a los empresarios.
Cuénteme más en específico, ¿qué fue El Luchador?
Resulta que en 1919 un grupo de ciudadanos, entre funcionarios públicos, artesanos, profesionales y obreros, crearon la sociedad de luchadores, y como órgano expreso el periódico El Luchador. Ese periódico tocaba temas tanto de política como de ciudad y de mundo, ahí hablaban de Gorki, de Lenin, de los bolcheviques y hablaban del tema del gobierno de Suárez, de la gobernación, de los temas laborales y empresariales, de feminismo y de mujer. Este periódico era dos veces a la semana y se conseguía en la hemeroteca de la Universidad de Antioquia. Y resulta que este periódico hace un recuento casi que del día a día de la huelga, tanto de la postura de las obreras, como de la actitud de los patrones.
¿Quiénes estaban ahí como escritores? Estaban Elias Uribe Restrepo, Escolástico Álvarez, Bonifacio Gaviria, Boticario; estuvo ahí Mahecha, y de hecho hay un artículo de él en El Luchador. Luego llega el doctor Gustiano Restrepo Isaza, un señor Samuel Coc y Luciano Restrepo Isaza, que estudió en Francia y era un médico reconocido aquí en la ciudad, también era parte del directorio socialista de la época.
En El Espectador había un periodista que se hizo muy famoso, le decían el Curioso Impertinente, —ya logré rastrear el nombre de él— que se llamaba Diego Mejía y fue fundador del Partido Comunista acá en Antioquia, y luego con las divisiones que tuvo el Partido se invirtió al liberalismo. Pero esas cosas que hace el Curioso Impertinente, entrevistando a Betsabé por ejemplo, es una literatura que hay que leerla.
Había poesía también. Ahí me encontré que un señor que firma como Juan Ruíz en el periódico El Luchador es Julio Vives Guerra. Era un señor de Santa Fe de Antioquia que con el tiempo se hizo súper famoso a nivel nacional y escribía a favor de las huelguistas. Pero igualmente estaban escritores de los periódicos de El Social que era de los jesuitas, el periódico La Familia Cristiana que era de la Acción Social Católica, y el periódico La Defensa. Ahí me encontré que muy nuevo estaba escribiendo el que luego fue el director del periódico El Colombiano —Abe Straus era el pseudónimo—, el señor Fernando Gómez Martinez, fundador y copropietario de ese periódico.
Y algo… ¿cómo así que usted es amante de Betsabé?
Sí, yo estoy enamorado de Betsabé. Yo creo que hay amor filial (de familia), de piel (de pareja entre compañeros o compañeras) y hay amor virtual ahora en las redes. No sé qué es el amor por una mujer que ya no está en la tierra, pero Betsabé me tiene completamente atraído porque es una valiente, una guerrera y una grande que estaba olvidada.
Por ejemplo la entrevista que le hace en El Espectador el Curioso Impertinente habla de la labor de ella, cómo se paró en el taburete, cómo cogía y les decía flojos porque fueron aflojando los hombres y las mujeres no, y ella mantuvo la huelga firme. Porque mientras la huelga transcurría hubo hambre, hubo presión de la iglesia y de los actores políticos, de los militares y de los policías del territorio. Y con todo, ella logró mantener eso. Entonces yo reivindico mucho al El Luchador porque sí, los que apoyaron la huelga fueron El Luchador, El Espectador y el Correo Liberal, pero el único que estuvo desde el primer día de la huelga el 11 de febrero, hasta el 9 de marzo (martes 7:30 de la noche), fue El Luchador. Es importante decir que para ese entonces estaba la nueva Ley de huelgas que se aprobó en el congreso de la república en el gobierno de Marco Fidel Suárez, que también era de Bello. El presidente era bellanita y la líder obrera bellanita…
¿Qué proyectos siguen en esa labor suya de rememorar las luchas de las mujeres y, en particular, las de Betsabé Espinal?
Estoy preparando el segundo texto que voy a lanzar con motivo del centenario en 2020, y quiero que sea un año de homenaje a ellas, algo grande. El libro se va a llamar Betsabé Espinal: liderazgo fugaz trascendental, porque fueron 26 días, pero mire, a hoy casi 2020 está trascendiendo. Ya hay un libro, el libro de Ángela Becerra Algún día, hoy, que ya se editó en Argentina, México, Colombia y España, ya está en la segunda edición en menos de 4 meses.
Ya logramos el objetivo de sacar del anonimato a Betsabé, el próximo año es el centenario de su lucha, cosa que es muy importante para las mujeres que hoy están luchando. Ahora lo decíamos, hoy cambian las formas de explotación, como a mí me está tocando ver en Bello: jóvenes historiadoras de la Universidad Nacional o de la Universidad de Antioquia buscando trabajo, y cuando se los dan es de auxiliares pordebajeadas. Y es que ellas eran obreras de 12 y 13 años que estaban empezando en la industria textil, pero hoy a 100 años también se ven los problemas de falta de opción, la necesidad de organizarse, la necesidad de pararse en firme para reivindicar los derechos.
Ahora nos están metiendo el cuento de la economía naranja y de los emprendimientos, pero detrás de eso lo que hay son nuevas formas de limitación de los derechos adquisitivos de las personas pensantes, en este caso estudiantes, profesionales o la gente que está en las labores de contratista.
¿Qué le dejan los momentos en que trata de exponer y sacar a la luz todos estos años de investigación?
Betsabé Espinal nació el 1 de diciembre de 1896 y muere el 16 de noviembre de 1932, una mujer al frente de 400 mujeres de febrero a marzo de 1920. Resaltar que fue una mujer joven de la que, incluso, solamente existe una foto. Yo sueño con que algún día encontremos el diario de ella, yo creo que dejó un diario y que escribió también por fuera de la prensa en los informes de fábrica, en los informes del patronato y en los informes de seguridad de Estado. Ella logró impactar la sociedad y creó el despelote a favor de los derechos.
Este tema de la huelga de mujeres tiene mucha arista. Yo comentaba el tema del genoma, necesitamos saber por qué no hemos encontrado la familia de ella; sabemos que tuvo tres hermanas, que era hija natural de doña Celsa Julia, de una familia que llevaba mucho tiempo asentada en Bello. Tenemos la historia de los socialistas, ya estamos tratando de encontrar quién era cada uno de ellos y qué oficios desempeñaron y qué rol jugaron tanto en el periódico El Luchador, como en el movimiento socialista de la época.
No hemos hablado mucho del tema, el patronato de obreras, fue creado por dos señoras de la burguesía antioqueña y también están silenciadas. Yo tengo el compromiso para el texto que estoy preparando de hablar sobre ellas porque no se puede hablar solamente de la orilla popular sino también de la otra orilla, que formaron la naciente clase obrera que luego se extendió a las fábricas de textiles, de fósforos, de alimentos, la fábrica de tabacos y en la estrelladora. Es decir, este es un tema que algunas historiadoras han explorado, la doctora Catalina Reyes de la Nacional, la doctora Luz Gabriela que murió este año e hizo un trabajo excelente sobre las obreras en Fabricato. Lo que decía ahora Angélica la compañera de la Confluencia de Mujeres, de que las mujeres eran mayoría y de un momento a otro pasan a ser minoría, cuando se casaban y tenían que abandonar la empresa; el madresolterismo, las relaciones afectivas o de amor que se daban entre ellas.
Yo para el centenario me sueño con que no solo esté el libro sino que haya una película, me dijo Ángela Becerra que a nivel mundial ya hay personas que están haciendo contactos. Se ha avanzado pero necesitamos saber más de Betsabé y de las mujeres de la huelga de Bello. Juana Julia Guzmán en el Sinú, de las capacheras en Bogotá, por ejemplo, hay un libro de Maria Tila Uribe que es interesante acerca de cómo también dieron la lucha en la empresa Bavaria. Lo que estamos tratando de decir es que ese movimiento feminista del momento, de la década del 20, fue opacado por las luchas del derecho al voto en la década de 1950 en Colombia, o el feminismo de los 60 o 70. ¡Y no!, en 1920 también hubo luchas de mujeres y hoy estamos disfrutando de esas conquistas y no las valoramos.