El F.C. Sankt Pauli, un club de barrio obrero que trasciende el fútbol
Política y fútbol se conjugan en un pequeño barrio de la ciudad portuaria de Hamburgo. El club de fútbol Sankt Pauli no es un equipo impulsado por el petroleo ni tampoco cuenta con numerosos títulos en su palmarés. En cambio, el St. Pauli usa al fútbol como una plataforma para catapultar los compromisos sociales del equipo y, sobre todo, de sus seguidores. Una breve nota de Ángel Acevedo Gonzalez*.
El fútbol no ha sido ajeno a la globalización. Por el contrario, la ha aprovechado, pues le ha sacado tantos réditos como le ha sido posible. Es la razón por la que es muy común hoy encontrar en cualquier parte del mundo hinchas del Real Madrid, Barcelona, Manchester United, Manchester City, Bayern München, Paris Saint-Germain; solo por nombrar algunos de los equipos más famosos. Todos ellos son equipos poderosos que saben vender muy bien sus productos en las más lejanas latitudes. Pero hay un modesto club en el corazón de Hamburgo, Alemania, que se ha ganado la simpatía de millones de personas alrededor del planeta y no fue precisamente por sus estrategias comerciales sino por sus compromisos sociales y políticos que lo han vuelto un equipo de referencia.
El FC Sankt Pauli juega en el distrito que lleva el mismo nombre y que forma parte de la ciudad portuaria de Hamburgo. Para entender a este club de fútbol hay que entender el contexto de este distrito. Hablamos de un barrio obrero de Hamburgo en el que trabajadores, punks, okupas, estudiantes, artistas, escritores y un gran número de inmigrantes dan forma a un pequeño mundo multicultural. Esa zona también se conoce porque allí se encuentra ubicada la “Milla del Pecado”, que no es otra cosa que el lugar donde están los burdeles y cabarés más famosos de Hamburgo y tal vez de Alemania; y que ni siquiera cesó sus actividades con la prohibición de la prostitución en el gobierno de Hitler desde 1933.
En este contexto nacen el 15 de mayo de 1910 los “Piratas del Elba”, nombre con el que también se le conoce al St. Pauli. Actualmente juegan en la Bundesliga 2 de Alemania. Es un equipo al que se le conoce como “ascensor” porque desciende y asciende con frecuencia. Su escudo ha quedado en segundo plano ya que es más común identificar al club con la bandera Jolly Roger: la icónica bandera pirata compuesta por un cráneo y dos tibias cruzadas. Cuando el ST. Pauli pisa la cancha del Millerntor-Stadion, donde hace las veces de local, retumba en los altavoces del estadio la canción Hell Bells de la banda AC/DC, como si estuviesen entrando al mismísimo infierno. Cuando los piratas marcan un gol suena en el estadio Song 2 de Blur para ambientar la alegría.
Pero su peculiaridad y compromiso con la identidad del barrio en el que juega no es solo propia de su hinchada pues el club se autodefine en sus estatutos como un equipo “antifascista. antirracista y antisexista”. Además, cada decisión que se va a tomar en el club no se toma sin haber consultado antes a sus hinchas. Por ejemplo, en el año 2002 la directiva del club decidió retirar una publicidad de su estadio por considerar que tenía contenido sexista. El St. Pauli también se conoce por promover luchas sociales y rechazar cualquier tipo de discriminación como la homofobia y el racismo, y actualmente abogan por los derechos de los refugiados. Otras de sus peculiaridades es que fue el primer club europeo en tener un presidente abiertamente gay, tienen en su hinchada una pequeña facción feminista y todos los 27 de enero los aficionados se reúnen en el estadio para conmemorar la liberación de Auschwitz por parte del ejército rojo soviético.
Es curioso que este club juegue en una zona en la que la extrema derecha alemana permanece a flote. El derby que juegan contra el Hamburguer S.V. es otro de esos duelos que trascienden lo deportivo y tiene una connotación política muy alta por la cantidad de hinchas de afiliación neonazi de los “Rothosen”. Tal es su carga política que en el año 2014 mientras toda Alemania celebraba el título de la copa del mundo, en un sector de esa ciudad hubo un altercado en un pequeño bar que había sido atacado por hinchas del Hamburguer por atacar a los hinchas del St. Pauli. El hecho registró tres heridos y no pasó a más dado que los simpatizantes del St. Pauli lograron escapar.
En las paredes del Millerntor-Stadion hay varios mensajes que expresan lo siguiente: “Ninguna persona es ilegal”. Hay un dibujo de dos chicos besándose que dice: “Solo el amor cuenta”, y en las calles se ve el rostro del Che Guevara y los colores del arcoíris LGBTI. Además, la popularidad del club ha sido tal que bandas tan disímiles entre sí como Panteón Rococó, Le Fly, Turbonegro o Talco les han compuesto diversas canciones. Otros artistas como Molotov, The Skatalines, Asian Dub Fundation o Bad Religion le han rendido diversos homenajes.
Para terminar, queda evidenciado cómo todos estos temas del ámbito político e ideológico se mueven, trascienden y permanecen en nuestra cotidianidad, incluso en el fútbol, que muchas veces parece ser ignorado; pero que, sin duda, gracias a su influencia, puede marcar la pauta de nuestra realidad.
* Ángel es licenciado en Ciencias Sociales y actualmente estudia Ciencia Política y Sociología.