Siria: conflicto, división y catástrofe

Hace unas semanas dos terremotos golpearon los territorios de Siria y Turquía. Fueron tan devastadores que, a la fecha de hoy, se siguen contando miles de muertos y decenas de miles de heridos. Sin embargo, estos eventos sísmicos también han puesto en reconfiguración el panorama internacional. Nos lo cuenta Jorge Vélez en la siguiente nota compartida con nosotros el pasado 14 de febrero.

Turquía fue epicentro de una serie terremotos y cientos de replicas el pasado seis de febrero, entre los que se registró uno de 7.8 grados a 17 km de profundidad y otro de 7.5 grados a 10 km, dejando decenas de miles de muertos, desaparecidos y heridos en medio del inclemente invierno, así como la perdida de importante infraestructura y una gran catástrofe humanitaria tanto en el sureste de Turquía como en el noroeste de Siria[1].

La realidad de ambas naciones en temas de seguridad, realidad política, social y económica es antagónica, aunque existe una importante transversalidad dados los 822 kilómetros de frontera compartida,  la participación e injerencia de Turquía en la guerra siria durante los últimos diez años y, como tal, la movilidad de las fuerzas rebeldes de Idlib, Afrin y la franja ocupada entre los bordes de Ayn Issa (Bozanê en kurdo) y Tell Tamer (Girê Xurma) en disputa con la Administración Autónoma del Norte y el Este de Siria (AANES). Pero, también lo es debido a las sanciones y bloqueos a la que ha sido sometida la siria de al-Assad, el liderazgo regional de Turquía y su contexto electoral, la profunda crisis humanitaria en Idlib y su aislamiento por parte del gobierno de Damasco, la revolución de Rojava y su confrontación con Turquía, los refugiados y víctimas de la guerra nuevamente afectados por el terremoto, las negociaciones entre los gobiernos turco y sirio, el apoyo moral y material diferenciado de la comunidad internacional, así como toda una serie de nuevas realidades desencadenadas por este desastre natural.

La situación de Siria

La República Árabe Siria se ha visto afectada en los últimos años por una fuerte crisis económica y social, vinculada a la reducción en el acceso a alimentos de primera necesidad y el encarecimiento de estos, principalmente del pan, sumado a las sanciones económicas impuestas por EE. UU. y Europa (Ley Cesar).

Aunque se levantó una fuerte critica al gobierno turco por su lenta reacción para atender a los afectados por el terremoto e iniciar las acciones de rescate, el caso de los poblados bajo control rebelde en el noroeste de Siria ha sido escandaloso, en mucho de estos lugares las acciones de rescate solo comenzaron cuatro días después y las primeras ayudas arribaron apenas el sábado, como sucedió con la ciudad de Jindires (Cindirês) en el distrito de Afrin. Mientras la comunidad internacional de manera inmediata procedió con el envío de ayuda humanitaria y rescatistas desde México, Taiwán u otras partes del mundo, los sirios asentados en las zonas rebeldes de Idlib y Afrin se vieron sorprendidos no solo por el movimiento telúrico, sino también por la ausencia prolongada de rescatistas y equipamiento para las labores de rescate.

Con el movimiento limitado de la Defensa Civil Siria, más conocidos como Cascos Blancos, se iniciaron las labores de búsqueda de sobrevivientes en Jindires y muchos otros poblados en Idlib y el norte de la gobernación de Alepo. Las labores de rescate se han dificultado no solo por la falta de personal preparado para la emergencia sino también por la ausencia de los equipos y maquinaria necesaria para remover escombros y buscar sobrevivientes. Miembros de la Defensa civil Siria y de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) anunciaron que, aunque llegó ayuda a la zona, esta fue obstruida por Faylaq al-Shām y el Ejercito del Este (TEVIN, 2013). Se espera que sigan llegando ayudas a los Cascos Blancos por parte de Qatar Fundation, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca y la Oficina de Relaciones Exteriores del Reino Unido, entre otras.

Las cifras oficiales de la ONU en las zonas afectadas bajo control de Damasco (dejando por fuera las zonas bajo control rebelde en Idlib, Afrin y AANES) hablan de 1.414 muertos y 2.349 heridos en Alepo, Latakia, Hama, la zona rural de Idlib y Tartus. Se registran 12.130 refugiados palestinos que requieren ayuda y 18.500 familias están siendo alojadas en albergues. Además, 454 escuelas quedaron destruidas o dañadas; en Hama 91 embalses se vieron afectados y en Latakia tres estaciones de bombeo de agua están fuera de servicio afectando el subministro a 30.000 personas (ReliefWeba, 2023; ReliefWebb, 2023). Las cifras totales de muertes al 13 de febrero en Siria son de 3.587 personas (2.167 en zonas bajo control rebelde, 1.414 en territorios del gobierno de Damasco y 6 en AANES) y las cifras de heridos es de 5.356 (2.950 en el noroeste, 2.349 en zonas bajo control de al-Assad y 57 en Rojava) (Syria Direct, 2013). Se espera un aumento elevado en la cifra de muertes por la lentitud en las labores de rescate.

Bashar al-Assad y el nuevo contexto político

La crisis humanitaria podría debilitar el poder y la acción del gobierno de Bashar al-Assad, pero también podría fortalecerlo y en varias vías. Una de ellas es la relación con la comunidad internacional. Destacan las comunicaciones que Bashar al-Assad mantuvo con distintos jefes de Estado que extendieron su apoyo moral y material ante el desastre natural. El mandatario sirio sostuvo llamadas con el emir de Abu Dabi y presidente los Emiratos Árabes Unidos (EAU) Mohammed bin Zayed, el Rey de Bahrein Hamad bin Isa Al-Khalifa, el Sultán de Omán Haitham bin Tariq, el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune y el presidente de Egipto Abdel Fattah al-Sisi. También dialogó con el Rey Abdullah II del Reino Hachemita de Jordania, el primer ministro Nikol Pashinyan y el presidente Vahakin Khachaturian de la República de Armenia; hubo cartas y comunicaciones extendidas con el presidente palestino Mahmoud Abbas, desde Irak el primer ministro Muhammad Shia’ al-Sudani y el presidente Abdul Latif Rashid, el presidente tunecino Kais Saied y el ministro de Relaciones Exteriores y Emigrantes de la República del Líbano Abdallah Bou Habib[2].

Tiene relevancia este tipo de llamadas y apoyos de distintas autoridades políticas regionales y del mundo ya que permite rastrear cómo van los acercamientos entre el gobierno de al-Assad con algunas naciones que, en particular, se vieron enemistadas con su administración durante las revueltas populares iniciadas en 2011 y la posterior guerra civil internacionalizada. Resalta la ya fortalecida relación de Siria con los EAU: ha sido continua la visita de los funcionarios emiratíes a los territorios del Levante y el presidente Bashar al-Assad realizó una visita oficial a Abu Dabi el 18 de marzo del 2022. EAU se comprometió con aportar hasta 50 millones de dólares en asistencia y ha enviado varios aviones con ayudas (France 24a, 2023).

También es relevante la comunicación con los presidentes de Bahréin y Egipto, ambos grandes aliados de Arabia Saudita[3] y con los cuales no se había dado una comunicación oficial desde hace al menos una década. Algo similar sucede con Túnez, país que rompió sus comunicaciones con Siria durante el mismo periodo de tiempo; ahora con el presidente Kais Saied se podría dar un pronto restablecimiento de sus relaciones, además, el país africano envió un avión con equipos de rescate y protección civil hasta Damasco (France 24b, 2023). Por otro lado, destaca la comunicación de las autoridades libanesas y la visita oficial, bajo pedido del primer ministro interino Najib Mikati, del ministro de Relaciones Exteriores y Emigrantes Abdallah Bou Habib como una expresión de la normalización de las relaciones entre ambos países (Asharq Al-Awsat, 2023).

La ayuda humanitaria

En verde: zonas controladas por la oposición siria / En rojo: áreas bajo control del gobierno de Bashar al-Assad / En naranja: corredores con presencia de fuerzas del gobierno de Damasco / En amarillo: territorios controlados por la AANES (Rojava).

La Resolución 199 del Banco Central de Siria eximió a las ONG y las ayudas por el terremoto de utilizar el tipo de cambio oficial que es más desventajoso. Así mismo, EE. UU. bajo la Licencia General Siria (GL) 23 autorizó durante 180 días las transacciones relacionadas con ayuda humanitaria por el terremoto, ampliando dichas autorizaciones ante las sanciones impuestas por la Ley César (US Treasury, 2023).

Como se mencionó antes, el envío y la entrega de ayuda en Siria ha estado caracterizada por la desconfianza, las demoras, las versiones encontradas y la instrumentalización del desastre entre los distintos actores sociales, políticos y militares. La ONU afirmó que la oposición siria estaría obstaculizando la entrega de ayudas humanitarias, afirmación que fue rechazada y negada por el Gobierno Interino. Ciudadanos del noroeste de Siria protestaron contra la ONU, incluso izando su bandera al revés, debido a que las primeras ayudas estaban compuestas por artículos de aseo y no por ayuda que permitiera rescatar o tratar a los heridos.

AANES abrió todos los puntos de acceso para recibir ayudas humanitarias destinadas a los afectados por el terremoto. De igual manera, la Media Luna Roja Kurda y otras organizaciones dispusieron de tres convoyes de ayuda con ambulancias, ropa, tiendas de campaña, alimentos, suministros médicos y vehículos con combustible, que serían enviados a las zonas bajo control de Damasco en el cruce de al-Tayha entre Manbij y los dominios de al-Assad (quienes pidieron que se entregara la mitad de los suministros para permitir su paso), y hacia el noroeste del país bajo control de los rebeldes en el cruce Umm Jaloud entre Manbij y Jarabulus.  Sin embargo, en ambos casos no se permitió el avance de la ayuda humanitaria. El convoye de Media Luna Roja Kurda tenía como destino los sobrevivientes de Sheikh Maqsoud, Ashrafiyah y Shahbaa, localidades del norte de la ciudad de Alepo que, aunque se encuentran en las zonas controladas por el gobierno de al-Assad, son administradas por las Unidades de Protección Popular (YPG) y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), aunque AANES también aclaró que la ayuda humanitaria y el traslado de rescatistas y voluntarios no estaba dirigida de manera exclusiva hacia estas zonas.

Por su parte, el Gobierno Interino Sirio (GIS) rechazó la ayuda proveniente de Rojava, afirmando que AANES está utilizando el dolor de las víctimas para hacer política y favorecer su imagen. Finalmente, el GIS aceptó el ingreso de ayuda proveniente del noreste bajo la condición de que proviniera de las organizaciones civiles y los clanes de la región, pero no bajo la figura de AANES. Así, el pasado lunes dos convoyes cruzaron Um Jaloud en Manbij hacia zonas rebeldes, uno de ellos de Médicos Sin Fronteras (ANHA, 2023).

El 10 de febrero 138 organizaciones sirias hicieron un llamado a los actores políticos y militares que controlan las distintas áreas afectadas de cesar las hostilidades y permitir el ingreso de los equipos de rescate garantizando el acceso de las poblaciones afectadas a las ayudas en el menor tiempo posible. El comunicado hace un especial énfasis en las responsabilidades del gobierno turco, sirio y de las milicias respaldadas por Ankara de facilitar la entrega de las ayudas, así como hace un especial llamado a los Estados vecinos –Turquía, Líbano, Irak y el Kurdistán iraquí– de abrir los cruces fronterizos para el ingreso de ayuda, equipos de rescate y maquinaria pesada (STJ, 2023). Es importante mencionar que Idlib es controlado por distintas fuerzas rebeldes, principalmente Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) y una serie de milicias que operan bajo la batuta turca, entre las que figura Ahrar al-Sham y Faylaq Al-Sham, y que no operan de manera articulada. Así como entre Idlib y Afrin (norte de la gobernación de Alepo), el Éufrates y las zonas bajo el control de Damasco se encuentran Manbij y Tall Rifat bajo administración de AANES.

En el actual contexto, el tránsito entre las distintas administraciones es muy limitado, principalmente el que comprende los territorios de Idlib y Afrin ocupados por las milicias rebeldes proturcas y HTS con las zonas bajo control de Damasco. Es importante recordar que hasta el martes solo estuvo abierto y autorizado ante Naciones Unidas el cruce internacional fronterizo de Bab al-Hawa al norte de Idlib y en la frontera con Turquía, por lo que hasta el jueves ingresaron las primeras ayudas. En 2022 la ONU se vio obligada a cerrar otros cruces debido al veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU, considerando que la ayuda que ingrese al país se haga por Damasco. Por otro lado, la Media Luna Roja Siria, si bien obtuvo permiso para el acceso de 14 camiones con ayuda hacia territorios rebeldes desde zonas controladas por al-Assad el transito le fue prohibido (Hubbard, 2023; Al-Monitor, 2023).

El 13 de febrero el gobierno sirio aprobó la apertura de los pasos fronterizos Bab Al-Salam y Al Ra’ee con Turquía por un periodo de tres meses, a la vez que el Gobierno Interino inició conversaciones con distintos países árabes para gestionar ayuda que pueda llegar desde Turquía. Esto no significa de ninguna manera que ambas administraciones estén cooperando entre sí (Etilafb, 2013; ONU, 2023).

Ante este panorama, se pudo rastrear el arribo de personal y ayuda humanitaria proveniente del Gobierno Regional del Kurdistán y de la Fundación Caritativa Barzani a territorios del norte de siria bajo administración del GIS, principalmente a la ciudad de Jindires (Cindirês), la cual se estima ha sido destruida en un 80% (Kurdistan24, 2023). También llegaron equipos de rescate procedentes de Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Líbano y Palestina a las zonas controladas por el gobierno y se estimó, además, que recibirá $1,083,424 por Suiza y $335,245 por Japón. Por su parte el GIS anunció que fueron aprobados 1,3 millones de euros por parte del Fondo Fiduciario para la Reconstrucción de Siria para la compra de tiendas de campaña, mantas, kits quirúrgicos para operaciones, kits de urgencias, material médico y medicamentos. Adicionalmente, a la fecha se han entregado 18 toneladas de pan en el norte de Alepo (Etilafa, 2023).

Conclusiones

Los hechos anteriormente descritos develan las complejas relaciones que atraviesan los distintos actores que tienen incidencia en Siria, pero, sobre todo, las condiciones que padece la población y las limitaciones a la que es sometida tras años de constante guerra, muerte y desplazamiento. Siria pasó de ser el conflicto que abarrotaba las páginas de los periódicos y las pantallas de televisión a convertirse en uno más, como sucede con el genocidio palestino a manos del sionismo israelí, la guerra en Libia o la siempre olvidada guerra de Yemen y otros tantos conflictos en territorio africano. La óptica de la geopolítica internacional y la opinión pública se concentra en los hechos noticiosos mediatizados, como lo es ahora la guerra en Ucrania. Constantemente se repite el hecho, como mencionó Alberto Salcedo Ramos –refiriéndose a otra tragedia–, de que los “habitantes de estos sitios pobres y apartados solo son visibles cuando padecen una tragedia. Mueren, luego existen”.

Los pueblos que habitan estos territorios son una amalgama de resistencias pero también de tragedias: refugiados sirios que huyeron de la guerra y se asentaron en el sur de Turquía; comunidades kurdo-sirias que tras la invasión de los turcos coadyuvados por milicias rebeldes islamistas[4] han padecido persecuciones, asesinatos, violaciones y la ruptura de su tejido social en el norte de Siria, sin olvidar los padecimientos que dejó en el pasado la ocupación de fuerzas islamistas radicales como el Estado Islámico o los bombardeos del gobierno de Bashar al-Assad sin asomo de distinción entre combatientes y civiles en las zonas rebeldes.

Pero los afectados por esta tragedia humanitaria no son solo los turcos y kurdos del sur de Turquía o los árabes y kurdos del norte de Siria, también lo son los refugiados palestinos que durante generaciones han huido del apartheid que despoja sus vidas y territorios en suelo palestino además de las tragedias que atravesaron durante la guerra civil en Siria.

Por otro lado, como se mencionó antes, el escenario favorece, sin lugar a duda, al gobierno de Bashar al-Assad. Parece un hecho en vía de consumarse su retorno al debate regional y será cuestión de tiempo que se reintegre a Siria en la Liga Árabe, asunto que los sirios han sabido manejar con paciencia. El ablandamiento de algunas sanciones impuestas por EE. UU. sobre la economía del país gobernado por Bashar al-Assad será una oportunidad para que un volumen importante de dólares ingrese al país; sobre este tema, no deja de preocupar que los fondos y ayuda recabadas sí llegue a las personas que realmente lo necesitan.

También es un nuevo escenario para las negociaciones que sostienen Siria y Turquía con la mediación de Rusia. Los refugiados sirios en Turquía, con el paso del tiempo, se han convertido en un peso importante para la política del país, pero, también para ellos mismos debido al racismo y discriminación al que se ven sometidos por grupos ultranacionalistas. Se estima que hay entre 3,6 y 4,5 millones de refugiados sirios en Turquía, de los cuales, 2 millones viven en las zonas afectadas por los sismos (Villalón, 2023). Las negociaciones, además de contemplar el retorno de los sirios refugiados en Turquía, incluyen la presencia y ocupación turca en el norte del país, vinculado a la capacidad y presencia del Partido de la Unión Democrática (PYD), YPG y las FDS, considerados por Turquía como “terroristas” y una amenaza vinculada al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). Además de las dificultades que esta tragedia traerá consigo, es importante recordar que Turquía tendrá elecciones presidenciales este año, en fecha aún por definir, este será un elemento fundamental de cara a las negociaciones y el futuro de Siria.

Notas

[1] Los terremotos también afectaron la infraestructura y dejaron algunos heridos en el norte del Líbano.

[2] Entre otras autoridades nacionales que se comunicaron con el mandatario sirio están las llamadas con el presidente de Rusia Vladimir Putin, el presidente iraní Ibrahim Raisi, el presidente de Mauritania Mohamed Ould Cheikh Al-Ghazwani y el presidente de Venezuela Nicolas Maduro, así como la comunicación por otros medios con el presidente de la República Popular China Xi Jinping, el presidente de Bielorrusia Alexander Lukashenko, el presidente Daniel Ortega de la República de Nicaragua, el presidente de la República de Uzbekistán Shavkat Mirziyoyev, el presidente de la República de Abjasia Aslan Bzhania, el presidente de la República Popular Democrática de Corea Kim Jong-un, el Papa Francisco,  el Karekin II Gran Patriarca de la Iglesia apostólica armenia, el presidente de la República de Turkmenistán Sardar Berdimuhamedov, el teniente general y presidente del Consejo de Soberanía de Transición en la República de Sudán Abdel Fattah al-Burhan, el presidente de la República Popular de Bangladesh Muhammad Abdul Hamid y el presidente de la República de Senegal Macky Sall, así como el presidente de la República de Turkmenistán Sardar Berdimuhamedov y el Teniente General Abdel Fattah al-Burhan, presidente del Consejo de Soberanía de Transición en la República de Sudán .

[3] Arabia Saudita confirmó que enviará 35 toneladas de ayuda al aeropuerto de Alepo, siendo el primer envío confirmado al gobierno de Damasco (Azhar, 2013).

[4] Con las operaciones Escudo del Éufrates del 2016, Rama de Olivo del 2018 y Manantial de la Paz de 2019.

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