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“La academia nos dejó solos”: Isabel Zuleta de Ríos Vivos sobre Hidroituango

Isabel Cristina Zuleta es socióloga de la Universidad de Antioquia y activista del movimiento Ríos Vivos. Hablamos con ella en el contexto de la gira “Justicia energética: por la defensa del río Cauca” en Canadá y le preguntamos por la relación entre las universidades y el megaproyecto hidroeléctrico Hidroituango. [Foto: Nick-Alex Tremblay].

¿Qué es, en qué contexto nace y cuál es la importancia de la existencia de Ríos Vivos?

Ríos vivos nace en el año 2008 en los municipios de Ituango, Toledo y Briceño en el norte de Antioquia. Nace en el contexto de la construcción del proyecto hidroeléctrico Hidroituango, prácticamente cuando nos enteramos del proyecto. Hoy es una articulación de asociaciones de pescadores, de barequeros (que son mineros artesanales ancestrales), de una asociación de mujeres, de grupos de jóvenes y de grupos de agricultores.

Antes no éramos una asociación de asociaciones, sino que éramos un grupo de personas. Hoy el movimiento ha crecido y ya somos una organización de segundo nivel, que tiene presencia en el norte, en el occidente y en el bajo Cauca antioqueños, en la Mojana sucreña, bolivarense y en algunas zonas del Valle del Cauca. Todos alrededor del proyecto hidroeléctrico Hidroituango, todos como afectados por Hidroituango y todos alrededor de la cuenca del río Cauca.

La importancia de Ríos Vivos es que somos un movimiento de afectados directos por el proyecto, todos y todas estamos de alguna manera afectados, de distintas maneras también. Y además somos un movimiento opositor, lamentablemente el único opositor a Hidroituango. Siempre esperamos que se fueran formando más movimientos, que creciera la oposición a este megaproyecto pero hasta el día de hoy no se ha dado. Entonces su importancia reside precisamente en que sin oposición no hay conflicto, y sin que se plantee el conflicto no hay posibilidad de la solución real de las problemáticas.

Sabemos que alrededor de este conflicto que genera Hidroituango convergen muchos actores, algunos en el territorio, cerca del río y otros más lejos en las ciudades. En este contexto, ¿cuál es el rol de las universidades en el caso de Hidroituango? Y más concretamente ¿cuál ha sido la relación entre la academia y Ríos Vivos, o la academia y la defensa por la vida en Ituango?

El megaproyecto afecta 27 municipios. Hidroituango no ha reconocido, Empresas Públicas de Medellín (EPM) nunca ha reconocido, la magnitud de los municipios afectados. Siempre habló de 12 municipios, no reconoció a todos los municipios del Bajo Cauca antioqueño, solo reconocía hasta Valdivia, por la vía sustitutiva entre Puerto Valdivia y la zona de la presa. Entonces a la academia inicialmente nosotros la llamamos a que nos ayudara a explicar los impactos aguas abajo de las presas —que ya nosotros habíamos evidenciado en otras represas en el país y en el mundo—, cómo la mayoría de los municipios aguas abajo (rivereños) se iban a ver afectados porque cambiaba drásticamente el río.

En el año 2012 se hizo un evento en Caucasia, donde asistió la academia de ciencias, donde asistieron actores importantes; pero EPM llegó también con sus ingenieros, llegó también con sus propios estudios de varias universidades en el país que decían que no se iba a afectar aguas abajo. Nosotros con el conocimiento ancestral y el apoyo de algunos académicos decíamos que sí se iba a afectar. Entonces la academia ha estado también en conflicto, porque unos académicos han tenido posiciones completamente distintas a otros sobre el mismo proyecto y sobre diferentes aspectos ícticos y geológicos, sobre la morfología y la geotecnia. Sobre aspectos sociológicos, porque los sociólogos de EPM tienen una visión completamente distinta a lo que ha sido la historia del territorio, la dinámica social del territorio y los impactos sociales.

Entonces en aspectos académicos no ha habido realmente un encuentro que nos diga “esta es la posición académica del asunto”, porque la academia ha estado atravesada por intereses. Quien ha pagado los estudios los ha condicionado, y eso es muy importante señalarlo porque en Colombia las empresas son los que pagan los estudios de impacto ambiental. Y esas empresas han tomado como referencia, sobre todo, estudios de la Universidad de Antioquia. Los estudios antropológicos y sociales del cañón del río Cauca los ha tenido históricamente la Universidad de Antioquia, pero los toma como referencia; o sea, los cita para sus propios estudios con una perspectiva de que se va a desarrollar el proyecto, que no pone en discusión el desarrollo del proyecto.

Nosotros lo que hemos hecho es buscar a la academia también para que nos apoye en la defensa del territorio y lo que nos hemos encontrado es que la academia ha recibido múltiples contratos de todos los tipos. Algunos incluso solicitados por nosotros. En el año 2012, en la movilización, estábamos muy preocupados con la transmisión de enfermedades por vectores, con todo el tema epidemiológico, y nosotros mismos como comunidades organizadas solicitamos la intervención de la academia vía una contratación con EPM. Porque necesitábamos estudios epidemiológicos serios desde el principio y pedimos que la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia fuera contratada como parte del pliego de peticiones de la movilización. Porque considerábamos que era una academia seria, que era la única que teníamos en Antioquia con la rigurosidad científica para hacer estudios epidemiológicos de largo a plazo y que nos iba a avisar; o sea, confiamos en la academia, en que le iba a dar confianza a las comunidades, que de verdad nos iba a decir qué iba a pasar en términos epidemiológicos, que nos iba a dar cuenta de la situación.

Hoy nos sentimos muy defraudados, no solo por el tema epidemiológico sino por todos los aspectos, porque cuando ya hemos llevado los casos ante las cortes, ante los diferentes jueces, los jueces han pedido peritajes que tienen que ser independientes, que no pueden haber contratado nunca con la empresa porque, si no, eso es un sesgo, y no los encontramos. No encontramos universidades que no hayan tenido contratación con EPM por una u otra razón, y más allá de eso, encontramos que los contratos que ha desarrollado la Universidad de Antioquia faltan a la ética, faltan al respeto por el territorio, por la gente, por la ancestralidad y sobre todo a la ética en términos de lo que ha sido la violencia sociopolítica en el territorio.

Entonces ha sido mucho más allá. La academia no solo nos dejó solos, sino que también vulneró los derechos de las comunidades. La última medida cautelar que salió el 6 de noviembre, producto de nuestra solicitud ante la JEP, dice precisamente que uno de los laboratorios de la Universidad de Antioquia que contiene los restos de la zona está siendo intervenido por una autoridad judicial. Quiere decir que la posibilidad de delitos, de que se vincule a las universidades a los procesos judiciales, es muy alta. Porque no solo ha sido la Universidad de Antioquia sino que también ha sido la Universidad Nacional la que ha estado seriamente vinculada desde el principio a este megaproyecto.

Nosotros sentimos eso con muchísimo dolor porque esperábamos que la academia nos respaldara, y hoy nos sentimos completamente solos. Excepto por profesores específicos, algunos antropólogos, arqueólogos, profesores de la Universidad de Antioquia, compañeros de sociología de cuando yo estudié sociología, biólogos, etc., como personas, no como institución. También de la Universidad Nacional Sede Medellín, geólogos, geotecnistas; de la Universidad de Bogotá varios geólogos con especializaciones en riesgo, con doctorados, nos han ayudado a leer documentos, a interpretar. Pero siempre ha sido como individuos porque nunca han podido con sus grupos de estudio, con sus propias facultades participar de actividades de defensa del territorio, de análisis crítico de la información, por que sus facultades están implicadas o porque la universidad literalmente se los ha impedido.

En ese sentido, ¿cuál es la relación entre lo que está pasando con la academia y las universidades, y todo el cerco mediático que hay alrededor de Hidroituango?

Pues yo creo que la estrategia con las universidades es la misma que con los medios de comunicación, el capitalismo no permite transparencia ni en la ciencia ni en la comunicación. Porque cuando a la universidad pública le han dicho salga a buscarse su plata donde sea, lo que le están diciendo en el fondo es véndase al mejor postor, venda la ciencia al mejor postor; y el mejor postor nunca vamos a ser las comunidades, pero tampoco va a ser la verdad, porque la verdad necesita independencia y eso no se está dando. Porque en la universidad hace mucho tiempo los proyectos de extensión están siendo con empresas, y sobre todo que tienen una relación histórica con EPM. La Universidad de Antioquia estaría sesgada desde el principio porque le ha hecho proyectos a Los Porces y a EPM un montón, entonces el problema es que no tienen postura crítica para pronunciarse, no tienen posibilidad porque ya están sesgados, no desde ahora con este proyecto, sino desde hace muchos años que vienen recibiendo mucho dinero de EPM.

Pero además de eso en la misma tónica los medios de comunicación venden sus pautas. Entonces los medios de comunicación están sin dineros públicos, sin financiación para que se hagan independientes, para que no tengan que depender de las empresas. La pauta de EPM es grandísima para El Colombiano, El Mundo, El Tiempo, Revista Semana. Los grandes medios en Colombia tienen pautas publicitarias de muchísimo dinero de la empresa, y si van a sacar las noticias de la verdad de lo que está pasando pues ponen en riesgo su pauta publicitaria. Es la misma relación económica de negocios con el derecho a la comunicación, el derecho a la libertad de expresión, que tiene que haber transparencia, o sea que es un asunto en términos de riesgo fundamental. Porque les alegábamos nosotros a los medios de comunicación: si ustedes no informan bien, la gente no va a saber cuando correr. O sea, de ustedes depende la vida, no es cualquiera cosa, tienen unas responsabilidades y unas obligaciones, si ustedes están diciendo que no hay riesgo la gente se va a confiar y eso es muy peligroso en la situación en la que estamos, sumamente peligroso.

Pero también en la academia, si no están diciendo la verdad sobre la estabilidad del macizo rocoso, si no están diciendo la verdad sobre cuándo van a volver los peces o si no van a volver, cuántas especies se perdieron, si no dicen y son críticos y realmente están haciendo de manera rigurosa sus estudios, sino no más por el que les está pagando, pues las implicaciones para todo el país son grandísimas. Tienen que decirlo. Ellos nos dicen que hay unas cláusulas de confidencialidad, ¿y esas cláusulas de confidencialidad son éticas entonces? Los que estamos poniendo nuestra vida en riesgo tenemos derecho a saber, y la universidad se está quedando con esa información.

Es tan grave como que los medios de comunicación se queden con información relacionada con el riesgo, con el hambre, con la miseria, con la situación con la población y sobre todo con sus relaciones espirituales. Porque la universidad debió decir de manera pública que no tenía conocimiento de que esos cuerpos no estaban plenamente identificados y que podían ser de personas muertas en el conflicto o desaparecidas, la universidad no debió tocar esos muertos nunca, y lo hizo. Quiere decir que no tiene ética y que se vende por cualquier peso al mejor postor. Y ya eso no se puede deshacer, ya no se puede echar para atrás, ya lo que hizo la universidad no lo podemos devolver.

El daño está hecho, ahora la pregunta es cómo se va a reparar ese daño. Porque siendo de la Universidad de Antioquia, como líder, yo puedo decir que siento vergüenza. Porque a nosotros en investigación sí nos enseñaron a tener respeto, pero eso no se aplica, no se está aplicando. En cada una de las investigaciones nos ponían límites, hasta donde podíamos ir, qué podíamos hacer. No límites legales (hoy tienen un problema legal), la real discusión son los límites éticos. Hasta dónde podían ir esos investigadores, qué podían hacer y qué no podían hacer; y hace rato se pasó el límite en las universidades, hace rato la ética se perdió en las carreras porque se están vendiendo al mejor postor.

Finalmente, ¿cuál es la importancia de que las universidades, la academia y el movimiento estudiantil se vinculen efectivamente a la defensa de los territorios y las comunidades afectadas por Hidroituango?

Pues yo creo que es la posibilidad a partir de ese dolor de decir: bueno, ¿qué vamos a hacer? O sea, como estudiantes, ¿estamos de acuerdo con esto? El estudiantado, los antropólogos, todas las ciencias sociales y humanas, ¿están de acuerdo con todo esto que está haciendo la universidad? ¿Cuál es la critica que los exalumnos tenemos que hacer también? ¿Todo el cuerpo de profesores dónde está? ¿Qué tenemos que decir? Yo creo que hay que hacer una reforma profunda, no al pensum, una reforma a la manera como están ingresando recursos, cuáles son los convenios que puede hacer la universidad ahí y cuáles no, con qué empresas. Cómo puede el estudiantado, el profesorado, la comunidad universitaria real, viva, no solo los funcionarios que están en los escritorios decidiendo económicamente, controlar; o sea, cómo hacemos veeduría de los negocios que está haciendo la universidad para vender el conocimiento.

Creo que debemos tener una postura crítica y ver cuál es la veeduría ciudadana. Nosotros como estudiantes y como exestudiantes necesitamos hacerle veeduría porque la universidad se va a perder. O sea, ¿qué hijo o hija de un integrante del movimiento va a querer que su hijo estudie en la universidad? ¿Qué persona que haya perdido a su muerto se va a sentir bien con lo que hizo la universidad? Puede ser que no haya más opción, porque yo estudié en la universidad porque no tenía más opción, porque no tenía recursos, pero también porque quería estudiar en la universidad. Pero tenemos que ver que realmente esto va más allá. El prestigio de la universidad está en riesgo y el prestigio de la universidad es todo. Porque cuando uno sale al mundo laboral a buscar trabajo miran de qué universidad salió, o sea, está en juego la posibilidad de conseguir o no trabajo, es algo sumamente serio. Todos los que estudiamos es también para que en la vida profesional nos vaya bien, pero eso es lo que está en riesgo cuando se cometen este tipo de cosas, por eso nos toca hacerle veeduría.

Foto: Nick-Alex Tremblay.

Los estudiantes, ver qué negocios está haciendo la Universidad de Antioquia y redirigir nosotros mismos del lado de quién tenemos que estar. Es que la universidad no puede ser neutral, eso es una falacia, la universidad tiene que estar del lado del pueblo, la universidad tiene una obligación con las comunidades y con la sociedad, se le debe a la sociedad porque es una universidad pública que depende de recursos públicos y de los impuestos de todos, entonces tenemos que ayudarnos. Hay un montón de áreas que ayudar, hay una crisis emocional en el territorio, hay una crisis de alimentos, todas las áreas de nutrición se necesitarían, todas las áreas de psicología, de trabajo social, todas las áreas de ingeniería se necesitarían para reconstruir este desastre que han hecho. Pues que nos pongamos realmente a diseñar un plan de reparación integral. Entonces además de hacerle veeduría para que no cometan esto otra vez, tenemos que exigirle a la universidad que nos repare a nosotros, a los que nos hizo este daño, de manera moral y ética. Lo judicial lo pelearemos en lo judicial.

Pero no está bien que una universidad pública deje este asunto como si no hubiera pasado nada. Tiene que haber una reparación en términos éticos y morales. Y eso, ¿cómo lo planteamos? Con investigaciones, con apoyo al movimiento, con apoyo en la identificación de esos cuerpos, haciendo cosas concretas, no con un discurso. Por ejemplo qué está pasando con la leishmaniasis, que nos digan hoy, eso es responsabilidad de la Universidad de Antioquia con el convenio que tiene, que nos digan hoy por qué se está muriendo la gente por una enfermedad que es curable. La Universidad de Antioquia tiene el mejor investigador de todo el país en leishmaniasis y no tiene un peso para ir a ayudarnos en el territorio, ¿por qué pasan esas cosas? Sabiendo que hay un convenio específico para eso, ¿por qué se está muriendo la gente por algo que se puede curar?

Habría muchísimas cosas que se pueden hacer, tanto desde la de Antioquia, la Nacional y desde todas las universidades en Antioquia. Pero uno siente más apoyo afuera, uno siente mas apoyo aquí en Canadá de algunos académicos, de universidades incluso, de centros de investigación. Pero es otro mundo, estamos muy lejos. Yo nunca he pensado que es que los mejores académicos están por fuera del país, no; yo sé que somos muy buenos en Colombia, lo que pasa es que no nos podemos vender al mejor postor.