La huelga bananera: hito de lucha obrera contra el imperialismo
El 12 de noviembre de 1928, las entrañas de las plantaciones de Ciénaga, Magdalena, fueron el epicentro de una de las huelgas más grandes del siglo XX en el país. A 97 años de aquella movilización, reivindicamos la dignidad obrera y la urgente necesidad de resistir contra la ofensiva del capital.
Los años 20 representaron el establecimiento decisivo del imperio estadounidense sobre Las Américas, acentuando la entrada del capital gringo en la región, especialmente en la industria petrolera, bananera y ferroviaria. Colombia, en esa misma década, vio nacer la organización obrera más grande del país y la constitución del PSR (Partido Socialista Revolucionario), que impulsó las giras emprendidas por María Cano hacia distintos núcleos obreros y campesinos del país con el propósito de incentivar la organización y la lucha por el reconocimiento de los derechos laborales. Sus discursos fueron decisivos en la difusión de ideas socialistas entre las masas, así como en la convocatoria y agitación de diversas huelgas.
Entre ellas, un día como hoy, pero en 1928, iniciaba en Ciénaga, Magdalena, la huelga bananera contra la United Fruit Company (UFC), multinacional yanqui que se había instalado en el país desde el año 1899 y que tenía plantaciones también en Jamaica, Cuba, República Dominicana, Costa Rica, Panamá, Honduras y Guatemala. De acuerdo con registros sindicales, más de 30,000 obreros se congregaron para protestar ante la negativa de las directivas a cumplir las exigencias del pliego enviado el 6 de octubre de 1928. Este pliego buscaba el cumplimiento de derechos laborales básicos amparados por la ley colombiana, cuyas demandas incluían la creación de un seguro colectivo obligatorio, la reparación por accidentes laborales, condiciones de vivienda higiénicas y el descanso dominical remunerado. También exigían un aumento del 50 % para quienes ganaban menos de cien pesos mensuales, la eliminación de los comisariatos y la libertad de comercio frente al monopolio de la United Fruit Company; además del pago de los jornales en efectivo y de forma semanal, la abolición del sistema de contratistas y la mejora del servicio hospitalario. La huelga comenzó con la negativa de los obreros a cortar la fruta y con el bloqueo de las vías férreas que transportaban los vagones bananeros, hasta que sus condiciones laborales y prestacionales fueran mejoradas.
Aunque los trabajadores de la UFC ya habían organizado huelgas en 1910, 1918 y 1924, la de 1928 se distinguió por su masividad, la cooperación entre más de quince sindicatos que integraban a obreros, comerciantes, braceros y campesinos, y el impulso del PSR. Sin embargo, la represión violenta y sin precedentes a la huelga, por parte del Estado Colombiano, marcó un punto de inflexión en la historia del sindicalismo y el movimiento obrero del país, que tuvo como consecuencia el debilitamiento de sus filas y la disolución del PSR (transformado posteriormente en el PCC; ya sin el empuje social agitador de sus líderes y amansado por las fuerzas políticas liberales de la época).
Hoy, a 97 años del inicio de la huelga de las bananeras, vale la pena reflexionar sobre la huelga y la lucha obrera en tiempos de giro a la derecha. Pensar en el urgente y necesario regreso de la lucha de clases como categoría neural. Resistir ante el embate de una derecha antiobrera y antipopular, y enfrentar a las clases dominantes. No hay otra salida que reimpulsar y fortalecer las Asambleas Obreras, Campesinas y Populares como embriones de un nuevo poder popular[1]. Es necesario concebir la huelga más allá de los marcos formales de la democracia liberal: pensarla como insurrección y no como simple puesta en escena.
Traemos esta fecha a la memoria para reivindicar la fuerza, la beligerancia, la esperanza y la persistencia de la lucha popular y obrera. Subrayamos la importancia de revitalizar el movimiento sindical, debilitado por la cooptación y la subordinación a la lógica de la financiarización del capital, hoy expresada en el neoliberalismo corporativo. La huelga de las bananeras debe recordarse como un ejemplo histórico de lucha por las libertades y los derechos de lxs trabajadores en Colombia y en el mundo. Recordamos también que los derechos conquistados por la clase obrera han sido fruto de una resistencia enfrentada a la brutal oposición de los imperios y de la burguesía. Frente al panorama autoritario que se avizora, reivindicamos la lucha radical, la protesta, la huelga y la acción directa como horizonte de libertad. Es momento de reavivar el debate sobre la necesidad de un partido de la clase obrera que integre a intelectuales y activistas en una misma causa.
A pocas semanas de la entrega de nuestro Número 35, evocamos aquella otra forma de resistencia que acompañó la huelga de las bananeras: militantes del PSR, sindicalistas, campesinxs y agitadores de todo tipo se escabullían entre las plantaciones para hacer llegar a los obreros en pie de lucha ejemplares de Vanguardia Obrera, El Obrero de Ciénaga y otros tabloides socialistas. Estas publicaciones no solo contribuían a la formación política de la clase trabajadora, sino que constituían en sí mismas un ejercicio revolucionario que acompañó y fortaleció las huelgas.
Con ese mismo espíritu, Lanzas y Letras reafirma su compromiso: 31 años dedicados a la recuperación y disputa de las narrativas sociales del país, a la reivindicación de las luchas populares y sus referentes, y a la defensa de los principios que las sostienen.
Invocamos, finalmente, la memoria de María Cano: “Los pechos que la lucha del trabajo ha endurecido, sean roca donde se rompan las lanzas enemigas. Ellos se organizan para destruir. Nosotros nos organizamos para construir”.
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Notas
[1] «La izquierda Diario», accedido 12 de noviembre de 2025, https://www.laizquierdadiario.com/Maria-Cano-a-55-anos-de-la-muerte-de-La-Flor-del-Trabajo.
