En el contexto de un país desbaratado, corrupto y violento, los montajes judiciales están a la orden del día. Este es el caso de Boris y sus compañeros, víctimas del montaje del centro comercial Andino, víctimas en últimas de un sistema judicial podrido y clientelista. Esta es una denuncia desde la “rabia indignada”, una reivindicación de que “la política y la democracia están en la calle” y una exigencia enaltecida por la libertad y la justicia social.
El absurdo criminal
¿En qué consiste ser víctima de un montaje judicial? En buena medida se trata de hacer parte de una obra de teatro, más exactamente, un teatro del absurdo protagonizado por “diestros maestros de lo siniestro” en que el cinismo, la ironía y la injusticia son la boleta de entrada. Un texto de Boris Rojas*, prisionero político recientemente liberado por el caso Andino.
¿En qué consiste ser víctima de un montaje judicial? En buena medida se trata de hacer parte de una obra de teatro, más exactamente, un teatro del absurdo protagonizado por “diestros maestros de lo siniestro” en que el cinismo, la ironía y la injusticia son la boleta de entrada. Un texto de Boris Rojas*, prisionero político recientemente liberado por el caso Andino.
La máquina
Tornillo, tuerca y grasa. ¿Qué es lo que hace de la justicia colombiana una máquina de terror: los leguleyos jueces, los abogados farsantes, la inoperante ley? ¿Por qué a la hora de defender los intereses del pueblo, la justicia además de coja y ciega orquesta su balanza hacia los poderosos? A continuación, una nota cargada de una mecánica perspicaz que analiza la maquinaria política de la justicia en Colombia.
Tornillo, tuerca y grasa. ¿Qué es lo que hace de la justicia colombiana una máquina de terror: los leguleyos jueces, los abogados farsantes, la inoperante ley? ¿Por qué a la hora de defender los intereses del pueblo, la justicia además de coja y ciega orquesta su balanza hacia los poderosos? A continuación, una nota cargada de una mecánica perspicaz que analiza la maquinaria política de la justicia en Colombia.
Carta de amor
¿Hay algo más fuerte que el amor? Puede ser una pregunta tonta si lo que concebimos como amor tan sólo es su forma romantizada, que tanto daño nos ha hecho como humanidad. El amor, como potencialidad con el otro y la otra, se parece mucho al motor que es capaz de encender la máquina, al viento que aviva las llamas, al puño que se alza mano al cielo y grita libertad. A todo eso se parece el amor como fuerza y a todo eso es que debe apostársele ¿Por qué vivir bajo la comodidad de la tibieza si se puede arder por el mundo? Aquí una nota sobre el amor, la lucha y de nuevo, el amor.
¿Hay algo más fuerte que el amor? Puede ser una pregunta tonta si lo que concebimos como amor tan sólo es su forma romantizada, que tanto daño nos ha hecho como humanidad. El amor, como potencialidad con el otro y la otra, se parece mucho al motor que es capaz de encender la máquina, al viento que aviva las llamas, al puño que se alza mano al cielo y grita libertad. A todo eso se parece el amor como fuerza y a todo eso es que debe apostársele ¿Por qué vivir bajo la comodidad de la tibieza si se puede arder por el mundo? Aquí una nota sobre el amor, la lucha y de nuevo, el amor.
Siglo XXI
La posesión de la nueva alcaldesa de Bogotá, Claudia López, deja abierto otra vez el debate alrededor de los “alcaldes alternativos” y las múltiples apuestas por una nueva posibilidad de cambio. Sin embargo, con pocos días en el poder, la bogotana ha defraudado a muchos de sus electores, o bien le ha dado la razón a quienes afirmaban desde el principio que Claudia era “más de lo mismo”.
La posesión de la nueva alcaldesa de Bogotá, Claudia López, deja abierto otra vez el debate alrededor de los “alcaldes alternativos” y las múltiples apuestas por una nueva posibilidad de cambio. Sin embargo, con pocos días en el poder, la bogotana ha defraudado a muchos de sus electores, o bien le ha dado la razón a quienes afirmaban desde el principio que Claudia era “más de lo mismo”.
Los verdaderos culpables
El caso Andino muestra, como pocos, el estado de putrefacción del sistema judicial colombiano. Con varios de los montajes judiciales desmentidos y las supuestas pruebas del establecimiento descartadas, queda por preguntarse, ¿quiénes son los verdaderos culpables? Un testimonio de algunos prisioneros que prefieren “ser y temer, que dejar de ser por temer”.
El caso Andino muestra, como pocos, el estado de putrefacción del sistema judicial colombiano. Con varios de los montajes judiciales desmentidos y las supuestas pruebas del establecimiento descartadas, queda por preguntarse, ¿quiénes son los verdaderos culpables? Un testimonio de algunos prisioneros que prefieren “ser y temer, que dejar de ser por temer”.