En 1967 la prensa difundió la fotografía del Che muerto en Bolivia y rodeado por unos atónitos militares. Algo pasó por la cabeza del reconocido crítico de arte Jhon Berger que lo transportó a otras dos imágenes: “La lección de anatomía del Profesor Tulp” de Rembrandt y “Lamentación sobre Cristo muerto” de Mantegna. ¿Qué querían demostrar sus asesinos? ¿Un Guevara exhibido como un criminal? ¿Un Guevara recreado como un Cristo?