En la Universidad Surcolombiana hace ya varios meses que se está discutiendo en torno a la Matrícula Cero para los semestres 2020-1 y 2021-1. Luego de no encontrar propuestas claras desde los entes gubernamentales, Napoleón y otros cuatro estudiantes deciden arriesgar su propia vida en defensa de la educación pública, gratuita y universal. Él, convencido de que la utopía hacia la cual caminamos emerge del nuevo poder, se basa en la democracia real y promulga profundos valores humanistas, nos cuenta su experiencia mientras vivieron una mañana en el horizonte. [Portada: Karen Blasquez Producciones].
Por: Napoleón Gómez.* En la USCO para el mes de marzo, profesores, directivos, estudiantes y hasta contratistas, maquinaban aspiraciones a la rectoría, de alguna candidata diremos, con métodos ilegítimos, aunque las pruebas de conocimiento público difícilmente pasarían por lícitas. Mientras tanto otros, contra el diluvio de autoritarismo, organizaban un terremoto democrático con el ánimo de cambiar el mecanismo para la designación de rectoría y decanaturas, así como la intención de sentar al Consejo Superior Universitario en la misma gradería y a la misma altura de igualdad con la comunidad académica.
Emergió la pandemia y los tableros se revolcaron. Al hambre por los recursos públicos, se le sumó el desempleo, la promesa del colapso del sistema de salud, el decrecimiento económico, el hambre física y las muertes por Covid-19. No obstante, la Mesa de Articulación por la Constituyente Universitaria, el Consejo Superior Estudiantil en las sedes de Neiva, Pitalito, Garzón y la Plata, ante esto, sabían qué hacer, como también lo supieron en Bogotá, en la Industrial de Santander, la del Magdalena, la del Valle, la de Antioquia, la del Tolima, entre otras; la consigna emergía: “Matrícula Cero Ya”.
La pregunta: ¿Con quién vamos a vivir la democracia, si los estudiantes tal vez no regresen a la Universidad?; la respuesta estaba en garantizar el derecho a la educación. Por lo cual, estudiantes y docentes acordaron con la Administración provisional de la Universidad, el objetivo común de lograr la gratuidad en la matrícula para los próximos dos periodos académicos. A través de la instalación de una Mesa técnica, se buscó poner en diálogo a las instancias del Gobierno Nacional, el departamento del Huila y sus municipios para lograr la gratuidad de la matrícula.
Empezó una campaña de sensibilización, la movilización social a través de los plantones parecía iluminar nuevamente las calles. Lo que en un primer momento parecía voluntad, se volvía esquiva y a la exigencia en prosa por la Matrícula Cero le respondieron con Policía; el poeta sangró sobre los pies del Gobernador en la plaza de Banderas.
El 22 de julio, por la falta de certezas sobre el origen, la veracidad de algunos recursos y la ausencia de la mayoría del dinero necesario,5 jóvenes, junto a varias comisiones de estudiantes, fundidos con la inminente necesidad de la comunidad académica, optamos por lo que a nivel nacional se convertía en requisito para la Matrícula Cero: una Huelga de hambre.
Lo que no deja de llamar la atención fue que, durante todo el proceso de movilización, el mandatario departamental se negó a salir de su despacho, por temor a que la opinión pública pensara que fue derrotado, contrario a ver la oportunidad de reconciliarse con aquella necesidad popular, pues, a fin de cuentas, el triunfo fue del pueblo huilense.
Durante el proceso de movilización, la solidaridad fue demostrada en el cuidado constante de nuestra integridad, la misma que se mostró a través de cadenas que, profes y estudiantes en el primer piso del edificio de la Gobernación del Huila, se enredaban en la cintura y cerraron con candados al ver que al cabo de nueve días en huelga no se habían generado espacios formales de negociación ni respuestas efectivas.
En democracia deliberante y consciente se distribuyó el trabajo y se concertaron los objetivos, desde la frijolada en leña posterior a la firma del acuerdo, hasta la elaboración colectiva de cada contrapropuesta dirigida al despacho del Gobernador. Hubo tiempo para aprender, conocernos y sentir, como aquel detalle del compañero huelguista Alf, quien aun cuando nada ingresaba a su estómago, obsequió para el recuerdo, aquel tema que aprendió en Medellín, mientras con sus actos y su voz, nos enseñaba sobre el Punk colombiano.
Sí, la utopía hacia la cual caminamos emerge del nuevo poder, se basa en la democracia real y promulga profundos valores humanistas. Esta fue la experiencia que, durante los once días de huelga de hambre y diez días de aislamiento preventivo, estuvimos viviendo una mañana en el horizonte.
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* Estudiante de Derecho de la Universidad Surcolombiana, agremiado a la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU) y militante de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO).