Universidad Surcolombiana: ¿acreditada de “Alta Calidad” o desacreditada por el clientelismo?

La corrupción al interior de las universidades públicas es un secreto a voces que camina por los pasillos. Hace un tiempo la Distrital se vio envuelta en un escándalo y hoy, producto de la filtración de unos incómodos audios, la Universidad Surcolombiana se enfrenta a la realidad de su burocrático clientelismo.   

Para nadie es un secreto que la Universidad Surcolombiana (la Universidad más importante del departamento del Huila) está inmersa en una profunda crisis de ingobernabilidad. La USCO, al igual que les ha pasado a otras universidades como es el caso reciente de la Universidad Distrital, ha estado en la palestra pública por aparentes casos de corrupción. En la Universidad Surcolombiana la llama del clientelismo, así como la llama olímpica, se mantiene encendida, ya no es la academia el faro que ilumina a la Universidad sino los intereses clientelares; cada vez los jugadores (casas políticas y redes clientelares) le echan más leña al fuego. En estos días han empezado a circular unos audios calientes, bastante comprometedores, que demuestran cómo nuestra alma mater —que ya no es tan nuestra— se ha convertido en una pista atlética en la que los jugadores arman sus equipos, realizan sistemas de alianzas y rivalidades para determinar qué estructura político-clientelar logra ubicarse en el podio del poder burocrático-electoral de la Universidad.

En dichos audios, quienes al parecer intervienen son: uno, la candidata a la rectoría, Nidia Guzmán, quien, a pesar de que el Consejo de Estado la suspendió provisionalmente y luego decretó nulidad en su elección, sigue siendo la rectora en cuerpo ajeno (algo similar a lo de Uribe y Duque); dos, Leonel Sanoni Charry Villalba, representante de los decanos ante el Consejo Superior Universitario; y, tercero y no menos importante, César Julián Salas, representante de los egresados ante el Consejo Superior Universitario y actual Director Territorial del Ministerio de Transporte para Huila y Caquetá. Es así como, nuevamente, la Universidad se ve enlodada por un nuevo escándalo de clientelismo, que a lo mejor se irá olvidando con el pasar del tiempo.

En dichos audios, entre el sonido de las cucharas, los platos y la boca llena de burocracia, se escucha cómo, presuntamente, entre estos tres controvertidos personajes diseñaban estrategias para favorecer la candidatura de la “profe” Nidia Guzmán, además de pasarle la factura de cobro a los docentes que no estuvieran con ellos revolcando el banco de docentes de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, y danto tabla y varillazos a diestra y siniestra, promoviendo así una cacería de brujas en la cual aquellas personas que no fueran afines a sus oscuros intereses, serían quemados en la hoguera.

Es por esto que, a partir de este bochornoso y caliente espectáculo generado por los audios, y recordando otros sucesos de clientelismo al interior de la Universidad, cabe preguntarnos si realmente la Universidad está acreditada de “Alta Calidad”, o en su defecto, está desacreditada social, académica y políticamente hablando por sus prácticas y sus permanentes vínculos con las redes clientelares y las casas políticas, sumado a la debilidad institucional que le impide tener un diálogo permanente con las realidades sociales. En este sentido, ciertas personas que habitamos este territorio al que llamamos Universidad Surcolombiana y la población del departamento, con vergüenza e indignación, nos inclinamos por la segunda opción.

Estamos ante una Universidad que supuestamente está acreditada de alta calidad ante el Consejo Nacional de Acreditación, pero desacreditada socialmente; desacredita por los débiles procesos de investigación, proyección social e impacto regional a raíz de la ausencia de una política institucional efectiva que genere un diálogo ameno y permanente con la sociedad, con las realidades y necesidades socio-territoriales, además de la pérdida de su horizonte académico. Una Universidad que está acreditada en el papel como un claustro educativo de “alta calidad”, pero altamente desacredita por las prácticas clientelares, los intereses burocráticos y las élites políticas locales y regionales que han secuestrado la democracia y la autonomía universitaria.

Presuntamente estamos ante una Universidad con altas tasas de corrupción y malos manejos de los recursos, de los contratos y puestos burocráticos, que van desde la existencia de la nómina paralela hasta la contratación de personas cuestionables que son ubicadas como peones en el marco de las lógicas, las prácticas y las estrategias clientelares en las que se ponen cuotas políticas, se amplía su poder y se pagan favores electorales. Estas prácticas y estrategias clientelares no se han desarrollado de manera aislada al interior de la Universidad, sino que han tenido una permanente ligazón e incidencia con escenarios a nivel municipal, departamental y, en algunos casos, a escala nacional y desde diferentes estructuras político-clientelares como el Partido Alianza Verde, Partido Liberal, Centro Democrático, Partido Conservador, Partido de la U, Partido Cambio Radical.

La comunidad académica habita un territorio que es gobernado desde las alturas, desde la cúspide, desde las oficinas de las casas políticas; cada vez más como comunidad académica perdemos terreno en la guerra de trincheras; cada vez más la USCO está altamente controlada por intereses electorales y clientelares de los gamonales; cada vez más la USCO es usurpada de su autonomía para ser altamente desacreditada, desangrada, exprimida por sectores políticos que lo último que piensan es el cumplimiento de los fines misionales estipulados en la Ley 30, su propósito en sí es ampliar su poder político-clientelar.

Tenemos una Universidad que está tan “altamente” acreditada que levita desde las alturas. Tenemos una Universidad tan “altamente” acreditada que no baja a las bases, que no dialoga con el barrio, la comuna, el asentamiento, la vereda. Estamos ante una Universidad que está tan “altamente acreditada” que solo responde a los intereses de las altas capas de la sociedad, de la cúspide, de los patricios, y se olvida de los de abajo, los desposeídos, los plebeyos, los nadie, no se unta de pueblo, prefiere caminar de la mano de las élites políticas y las redes clientelares.

Quién

Juano Zuluaga
Juano Zuluaga
Estudiante de Ciencia Política de la Universidad Surcolombiana, director del Centro de Investigación e Inter-acción Social del Sur Colombiano (CEIINSO) e integrante de la Unidad Investigativa del Portal Independiente la Gaitana. [email protected]

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