Su doctrina militar nos viola y nos mata: entre la persecución y la libertad de prensa

Una ola de protestas se levanta contra las fuerzas militares debido a un nuevo caso de violación. Su respuesta: persecución, individualización y seguimiento a militantes y medios de comunicación populares. Nuestra exigencia: desmonte y abolición de una doctrina militar asesina y patriarcal. Crónica de hostigamiento, compañerismo y digna rabia.

Tiene doce años y siete monstruos decidieron creer que tenían poder sobre ella y su cuerpo. La intimidaron y sin medir palabra la violaron. Así, sin requerir una palabra “menos violenta” es como actuaron estos sanos hijos del patriarcado e integrantes de una institución cuya doctrina militar desdibuja la humanidad de los y las otras. Los mismos que continúan con la desgastada y errónea idea que las mujeres somos un objeto sexual del que pueden disponer cuando sus instintos animales lo requieran.

Con tambores, pancartas, música, pañoletas y digna rabia, mujeres de la ciudad de Neiva nos movilizamos hacía el Batallón de Artillería No.9 Tenerife, exigiendo a las Fuerzas Militares de Colombia una respuesta frente a las violaciones que han sido conocidas en los últimos días en contra de niñas indígenas y que vinculan, nuevamente, a integrantes de la institución.

Entre arengas y baile nos fuimos percatando de algunas irregularidades: militares uniformados que, sin ningún tipo de vergüenza, grababan y fotografiaban a algunas de nuestras compañeras mientras ellas, rebeldes, recordaban a cada una de las que fueron violadas y asesinadas. Respetuosamente solicitamos suspender el ejercicio de grabación pues este constituye una práctica de hostigamiento a quienes ejercen su derecho a la protesta.

Del otro lado de la avenida una pancarta que contenía los nombres de los siete monstruos fue expuesta por un grupo de mujeres valerosas, así todas podíamos leer a viva voz el nombre de los perpetuadores de este crimen atroz. Luego, esta fue puesta en un lugar visible para los transeúntes mientras un grupo de niñas que no excedían los ocho años gritaban al ritmo de la música: “¡violadores, violadores!”. Crucé la avenida y continué en mi ejercicio de fotografía, pero esta vez mi objetivo eran las pancartas.

Sobre las 5:30 p. m., cuando caía la tarde, y mientras dialogaba con un amigo sobre la situación actual y la necesidad de continuar fortaleciendo los escenarios de protesta en el país, dos hombres con aspecto intimidante se acercan a la manifestación. Así, sin ningún tipo de vergüenza sacan sus teléfonos móviles para hacer registro fotográfico de las presentes.

El movimiento social me ha dejado enormes enseñanzas, entre esas, el estar siempre alerta a las personas que están, quiénes están directamente en la labor comunicativa y, al encontrar irregularidades como esta, acudir a las personas para conocer siempre sus razones: no estamos en un país que garantice la protesta social como derecho y todo aquel que piense diferente siempre será objeto de hostigamientos, señalamientos y persecución.

Así que decidimos interpelar a los sujetos y solicitar presencia de la Personería de Neiva como garante de los Derechos Humanos. No obtuvimos respuestas, por el contrario, hubo una negación a identificarse. Además, arrebataron el carné del representante de la Personería de Neiva para saber “quién era el sapo”. Un par de agentes de policía, con actitud evasiva e indiferente, parecieron requerir a los sujetos y, al menos así lo pudimos saber, se trataba de dos militares infiltrados. ¿Con qué intenciones? Perseguir, señalar, individualizar…

No hubo respuestas, nunca nos permitieron conocer sus nombres para hacer el informe oficial de la jornada. Así huyeron del lugar con nuestras fotos y vídeos dentro de sus aparatos tecnológicos.

Quién

Marcela Giraldo Gómez
Marcela Giraldo Gómez
Estudiante de Licenciatura en Lengua Castellana de la Universidad Surcolombiana. Integrante del grupo de Investig-acción In-SUR-Gentes y Los Nadies Colectivo. Cofundadora de ContraPortada-Comunicación Alternativa e integrante del equipo de Lanzas y Letras.

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