Matrícula Cero y rebeldía estudiantil en Medellín: una entrevista a Alejandro Posso

El viernes 14 de agosto se levantó el campamento estudiantil de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín. Encadenados por semanas a los muros de una enorme portería gris, los y las estudiantes siguen exigiendo con creatividad y valentía Matrícula Cero, gratuidad y condiciones de vida digna en medio de esta pandemia. De esto nos habló Alejandro Posso, uno de los actores de este nuevo episodio de rebeldía estudiantil.

Fotografía: ab-zurdo colectivo.
Empezaron el 27 de julio. A eso de las 8:00 de la mañana se dirigieron a la nueva portería de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín y, sin previo aviso, amarraron unas pesadas cadenas a las rejas que por tanto tiempo en esta pandemia del COVID-19 han permanecido cerradas. A las 10:00 de la mañana dieron su primera rueda de prensa y la dirección de la universidad solo acató a poner alambres de púa para que no se atrevieran a entrar al predio de la sede. Ingenuas las formas administrativas: la universidad no estaba allí adentro, la verdadera universidad eran aquellas y aquellos jóvenes que por tantos días se mantuvieron aguantando sol, lluvia, frío y calor a las afueras de unos edificios grises que por sí solos nada significan. Dicen que es más fácil sacar al mono de la selva que a la selva del mono. Y finalmente el estudiantado decidió levantar el campamento el pasado viernes 14 de agosto, no sin antes advertirnos: la universidad son sus gentes, su historia y sus rebeldías, no unos edificios desechos por la amargura del tiempo. La lucha sigue.

Desde la semana pasada los medios de comunicación anuncian que la Universidad Nacional obtuvo la Matrícula Cero, a pesar de eso ustedes no han cedido en sus reivindicaciones ni en sus planteamientos hacia el gobierno nacional y la administración universitaria. ¿Qué es lo que realmente está sucediendo?

Quisiera hacer un recuento de cómo ha sido la actividad de movilización y sus impactos políticos y mediáticos, que creo que son cosas que van de la mano.

El proceso de movilización, diría yo, inicia cuando los estudiantes se toman la Universidad Industrial de Santander exigiendo la Matrícula Cero. Acá en Medellín no llevamos tres semanas en movilización, en realidad llevamos mucho más. De hecho, entre finales de mayo y principios de junio tuvimos varios escenarios de movilización en los que nos acercábamos a la universidad, convocábamos al estudiantado exigiendo la Matrícula Cero. A partir de allí se fue gestando lo que hoy está sucediendo en la sede Medellín con el campamento y en Bogotá con la huelga de hambre, estas han sido diferentes maneras de elevar el nivel de presión a la administración de la universidad y al gobierno nacional.

Nosotros como estudiantes estamos exigiendo que la Matrícula Cero sea universal. A esto el gobierno ha respondido que ya hay Matrícula Cero. Pero eso es totalmente falso, la Matrícula Cero no es universal, está sectorizada y aplica solo para estratos 0, 1, 2 y 3 con un PBM igual o inferior a 25. En su show diario, y en una respuesta a la carta enviada por el Consejo Superior Universitario al gobierno nacional, Duque ha salido a decir que la Matrícula Cero ya es una realidad. Por ejemplo, ayer antes de volver al campamento, vi pasar varios gobernadores y alcaldes en el programa de Duque afirmando que se logró la Matrícula Cero.

Pero aquí hemos planteado varios escenarios de discusión. Con la Personería estamos tratando de lograr una mesa en la que nos reunamos con la rectoría y con el gobierno nacional, concretamente con los ministerios de hacienda y educación. Pero el día para el que se convocó la reunión no estaban ni el Ministerio de Hacienda, ni el Ministerio de Educación, y ni siquiera estuvo la rectora. De manera análoga, la rectora no ha querido concertar con los estudiantes movilizados, no se ha sentado a dialogar con nosotros, ni ha asumido una posición crítica con todo esto de la Matrícula Cero. En resumidas cuentas, esto es lo que ha ocurrido esta semana.

¿Qué balance tienen de este proceso de movilización al interior de la universidad más grande del país, en un panorama mucho más difícil que el de las universidades regionales que ya obtuvieron algunas de sus reivindicaciones?

Realmente, considero que hace falta articulación en términos comunicativos. Creo que hemos estado un poco fragmentados en la manera en que hemos presionado, y todo esto en el contexto de una pandemia, donde uno de los escenarios más importantes que nos debemos ganar es el de las redes sociales. Sin embargo, también creo que hemos tenido la capacidad de coordinarnos en otras cosas. Tengo un balance muy positivo, sin la coordinación que tenemos con la sede Bogotá y con la Universidad Pedagógica Nacional, este campamento en Medellín no tendría ningún peso por sí mismo. Lo mismo sucedería si el campamento hubiera sido solo en la sede Bogotá o en la Pedagógica.

Sí creo que iniciamos con el mecanismo un poco tarde; la Universidad de Antioquia se movilizó antes y, a pesar de las mañas de la rectoría, obtuvo una respuesta y en términos relativos una Matrícula Cero. Siendo una universidad tan grande y tan difícil de coordinar, estimo que en la Universidad Nacional hace falta una mayor participación del estudiantado, por hablar de la sede Medellín. También valoro que logramos una muy buena articulación con otros sectores del movimiento social, es el caso del sector sindical, con profesores que se han solidarizado y con algunos otros individuos que no necesariamente pertenecen al sector estudiantil.

Creo que esto se ha hecho público en tanto hemos sabido jugar algunas cartas. Pero considero que, definitivamente, hace falta mayor participación del estudiantado. Claro está, hay que recordar que acá en Medellín las condiciones para la movilización no fueron las mejores: empezamos a estudiar el 3 de agosto y muchas personas estamos aquí movilizándonos y estudiando al mismo tiempo.

¿Qué sigue para el movimiento estudiantil en un contexto de virtualización como el que se viene para este semestre? ¿Hay perspectivas de movilización? ¿Cómo impactarán los diversos resultados de la lucha por la Matrícula Cero en la acción del estudiantado?

Para el movimiento estudiantil sigue un diagnóstico algo complejo. Si bien las condiciones están dadas para la movilización, la pandemia no permite que la gente se motive por la movilización. Además, los gobiernos locales y el gobierno nacional han reaccionado de una manera muy autoritaria a los procesos de movilización que se han gestado. Es solo mirar lo que pasó el 15 de junio donde la alcaldía de Medellín no solo violentó la acción en particular, sino a las personas que buscaban movilizarse en un futuro próximo. Me refiero concretamente a cómo estos ejercicios de autoritarismo y violencia han impactado negativamente en los sectores que se movilizan. Así queda la suma: el miedo al contagio y el medio a la violencia contra las manifestaciones. Recordemos que las personas que han sido recientemente violentadas en ejercicios de movilización, además se les revictimiza con procesos judiciales, por ejemplo. Así se configuran todos los aparatos para desmovilizar.

¿Que si hay perspectivas de movilización? Claro que las hay. De hecho, nos estamos movilizando en este momento, y eso responde muy bien a la pregunta. Y claro está que hace falta mucho camino por recorrer, porque no es solo la Matrícula Cero. Hay otras reivindicaciones propias del movimiento social, y el estudiantado no es ajeno a este. Hace falta caminar una vivienda digna en la pandemia, hace falta exigir el no pago de los servicios públicos, y todo esto hace referencia a que hay perspectivas de movilización. La pregunta sería alrededor de cómo vamos a articularnos con otros sectores para movilizarnos durante lo que queda del año y durante este periodo de virtualización. No solo el estudiantado, sino el movimiento social debe ingeniarse formas paralelas de movilizarse que no lleven a la gente a la calle y que, además, permitan elevar las reivindicaciones al escenario público.

Ahora bien, si se logra la Matrícula Cero le estaremos diciendo al estudiantado y a los sectores sociales que luchar si vale y que no hay restricciones para la lucha organizada y para la movilización tal y como la estamos desarrollando aquí. Sin embargo, no creo el resultado de esta lucha deba ser el que movilice a la gente, los sectores sociales, y en este caso el estudiantado, deben ser conscientes de su situación y no deben esperar a obtener estas ganancias para darse cuenta que movilizarse sí cuenta. No todas las batallas las vamos a ganar. Este proceso no es solo por la Matrícula Cero, es un gran camino por la gratuidad en la educación pública.

Finalmente, ¿destacarías alguna anécdota de estos días de campamento a las afueras de la universidad?

Yo destacaría dos acciones. La primera es la “pinta” que hicimos en la portería, que es un mensaje muy directo, que significa la politización de un espacio que para la administración es intocable. Al momento de hacer la acción, Catalina Ceballos [secretaria de Vicerrectoría] habló con un representante estudiantil y este problematizó con nosotros la acción aludiendo al costo monetario de la portería. Esto refleja un poco el cómo opera la hegemonía en los discursos que tienen interiorizados algunas personas. Total, ahí está plasmado, la gente lo ve y se inquieta de alguna manera. Es una acción política totalmente necesaria.

La otra, o más exactamente las otras, fue cuando se cortaron las púas de la portería. El día que instalamos el campamento, la administración nos recibió colocando púas en las entradas vehiculares de la universidad. Un hecho violento, a mi juicio el mensaje fue: no son bienvenidos en la universidad. Sin embargo, nosotros no teníamos la intención de entrar y, simplemente, cortamos el alambre. Unos días después la administración decide volver a instalar el alambre y a las horas volvimos a cortarlo en una acción que se transmitió por redes sociales. Allí explicamos el porqué una universidad pública que habitamos no debería recibir así a sus estudiantes. Esto es todo lo que podría decir.

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