Nuestra clase dirigente es miserable, torpe y corrupta. Entre el narcisismo y el delirio de persecución, Duque gestiona la pandemia en detrimento de los más. Para ellos camionetas y tanquetas, para nosotros y nosotras, lacrimógeno y resignación.
El gobierno de Iván Duque todos los días da de qué hablar. Y no precisamente por las buenas obras que realiza o por su buen manejo de la pandemia. Todo lo contrario; día tras día se superponen los crímenes, chuzadas, asesinatos, hechos de corrupción, y un largo y vergonzoso etcétera. Y aún en medio de esta difícil pandemia, que afecta especialmente a las millones de personas empobrecidas en nuestro país, la actuación del gobierno es funesta.
Uno de los temas que ha llamado poderosamente la atención es la descarada destinación de inmensas partidas presupuestales para nimiedades o gastos innecesarios. Cuando la urgencia de la situación demanda concentrar y optimizar los recursos y esfuerzos, el gobierno nacional y otros sectores del Estado, han preferido comprar camionetas, tanquetas o mandarse subir la imagen. Los dineros públicos —siempre malversados por quienes administran las instituciones— hoy no pueden asignarse a las necesidades urgentes.
El 12 de marzo se emitió una orden por 7.900 millones de pesos, para comprar 10 tanquetas para el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), famoso por sacar ojos y asesinar jóvenes manifestantes. Luego se compraron cuatro tanquetas más, por 4.100 millones, para la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía. Ambos contratos tienen cuestionamientos, no solo por comprar tanquetas en tiempos de pandemia, sino porque el representante legal de la empresa que vende los blindados tiene una investigación por la Superintendencia de Industria y Comercio por violar la libertad de competencia. ¿Será que las tanquetas eran para poder repartir mercados de forma segura?
El 6 de mayo se denunció un proceso de contratación iniciado por la Policía Nacional, por un monto de 9.500 millones de pesos en municiones para el ESMAD. El arsenal incluye, entre otras, 81 mil gases lacrimógenos y 13 mil balas BEAN BAG o cartuchos calibre 13, las mismas con las que asesinaron a Dilan Cruz el pasado 23 de noviembre. La convocatoria se abrió el pasado 30 de abril, según la Policía es un contrato que viene programado desde el año pasado; parece que en el paro se les acabaron las municiones, y estaban buscando reabastecerse. Como siempre, y aún crisis, el gobierno prefiere gastar plata en represión, y a los problemas no da solución.
Igualmente, entre marzo y abril, el Consejo Superior de la Judicatura ordenó comprar 51 camionetas blindadas para la Corte Suprema de Justicia por 13 mil millones, y la Policía gastó otros 9.500 en vehículos para Duque. La suma total de camionetas blindadas ronda los 25 mil millones de pesos.
Y para colmo de males, a Duque le entró su faceta narcisista durante la pandemia, y sus caprichos decidió financiarlos con los dineros del Fondo Paz, disponiendo de 5 mil millones de pesos para esas naderías. Un contrato para medir el nivel de percepción de la gestión del gobierno con INVAMER. Otro con el Centro Nacional de Consultoría para mejorar la imagen del gabinete presidencial. Y otro por 3.500 millones de pesos para posicionar la imagen del presidente en redes sociales, con la empresa Du Brans, en cuyo equipo de trabajo está Emanuel Echeverry, hijo del gerente de campaña de Duque.
Nuestra clase política es descarada, infame y criminal. Nos han condenado a la pobreza, miseria e informalidad que hoy, de nuevo, llevan a miles a morir de hambre o de contagio, por no contar con los recursos para comprar alimentos o para adquirir los implementos necesarios para protegerse. El COVID-19 sigue desnudando las realidades más cruentas y desiguales del mundo. Darnos cuenta de lo que han hecho, y no permitir que vuelva a pasar, es nuestra tarea.
Quién

- Politólogo de la Universidad Nacional, vocero nacional de Cuidad en Movimiento y el Congreso de los Pueblos. Secretario General (E) del Polo Democrático Alternativo. Integrante La Fogata Editorial y estudiante de Especialización en Gestión y Planificación del Desarrollo Urbano y Regional en la Escuela Superior de Administración Pública.