La Marcha por la Dignidad

Desde el Cauca salió una marcha con dirección a la dignidad popular, sin prisa pero sin pausa va recorriendo las luchas que desde hace años vienen dando las comunidades organizadas de todo el país. ¿Qué es la Marcha por la Dignidad? Una lucha por la vida digna. Y si algo hay seguro es que vencerá la vida. 

En Colombia cada día hay más razones para movilizarse, para salir a las calles y decirle a Duque que renuncie, que es un desastre, que nos hartamos de violaciones, asesinatos y bombardeos; que nos cansamos de que les entregue la plata a los bancos y de que hagan negocios con los grandes narcotraficantes. Así veníamos desde finales del año pasado y comienzos de este año. Luego llegó la pandemia, y entre otras cosas que no podemos hacer, no podemos salir masivamente a la calle a expresar nuestro descontento.

Aun así las movilizaciones callejeras, y al interior de centros de reclusión, han estado presentes. Con represión, muertos y heridos por parte del Estado y la fuerza pública. Sin soluciones ni respuestas a las crisis que hoy millones de personas vivimos en todo el mundo. Hemos visto imágenes de movilizaciones en casi todas las ciudades de Colombia durante la pandemia, y en casi todas hemos visto también la brutalidad policial, única respuesta del gobierno nacional y de los gobiernos locales.

Sin embargo, se hacen necesarias nuevas formas de llamar la atención sobre las exigencias de las comunidades, sobre los problemas que todos vemos y que parecen quedar impunes. Sobre la actuación descarada, nefasta y criminal del gobierno, del Centro Democrático y de la fuerza pública.

Eso es la Marcha por la Dignidad: una nueva forma de hacer los reclamos, de mostrar los conflictos, de denunciar los abusos. Comenzó en el departamento del Cauca, el departamento donde más líderes sociales han asesinado en los últimos años —en especial integrantes de las comunidades indígenas—, y ya llegó a Bogotá. Recorrió más de 400 kilómetros pasando por el Valle del Cauca, Risaralda, Armenia, Tolima y Cundinamarca.

En su camino, los marchantes, que no son más de 20, conversaron con miles de personas, recogiendo reclamos y exigencias. Ya en Bogotá, la marcha se sumará a las luchas que se han venido dando en la ciudad. Todo esto con las más estrictas medidas de bioseguridad.

Pero ahí no acaba la Marcha por la Dignidad: apenas comienza. El próximo lunes 13 de julio salen de Toledo, Norte de Santander, y de Barrancabermeja, Santander, dos nuevos recorridos que, por las rutas comunera y libertadora, van a nutrir este clamor de dignidad y resistencia.

La Marcha por la Dignidad no busca dialogar ni negociar con Duque. El señor está ocupado haciendo emoticones y programas de televisión. Y además no vale la pena. Es sobre todo un mensaje para el país, para la gente, diciendo: “vea, hay que estar en la jugada, el gobierno está aprovechando la pandemia para jodernos más, nos están matando, abusando, no nos dejemos, tenemos que unirnos, tenemos que estar alertas”.

Hablan de la defensa de la vida, de los territorios, de los derechos y de la soberanía. Una propuesta sencilla y simple, en la que usted o yo nos podríamos sentir identificados. Yo me voy para la Marcha por la Dignidad, ¿qué dicen ustedes?

Hay muchas formas de sumarse a la Marcha, apoyando en las ciudades por donde vamos a pasar, donando dinero para el alimento durante los recorridos, compartiendo por redes los contenidos de la marcha.

Y como decían los comuneros, ni un paso atrás, siempre adelante, y que lo que ha de ser, sea.

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