Enfrentamos una pandemia con el sistema de salud en crisis

La primera línea de defensa contra el COVID-19 son las y los trabajadores de la salud que, entre aplausos y amenazas, se exponen diariamente para salvarnos el pellejo. El gobierno nacional, no obstante, sigue haciendo de la salud un negocio mortal. 

Como en los casos de la brecha digital, la informalidad laboral y la pobreza, el coronavirus ha dejado aún más en evidencia el estado crítico en que se encuentra el sistema de salud en Colombia. Antes de la pandemia, la situación de los trabajadores de la salud ya era crítica. Los médicos, y en particular las médicas, tienen las más altas tasas de suicidio entre las distintas profesiones en Colombia.

El sistema de salud del país, que en el papel es universal, está entregado a las famosas EPS gracias a la Ley 100 impulsada por Álvaro Uribe Vélez. Bajo este modelo, el Estado le gira el dinero de la salud a las EPS, que en su mayoría son empresas privadas, y estas lo transfieren a los IPS, hospitales o clínicas. A inicios del año pasado, la deuda de las EPS con los hospitales públicos superaba los seis billones de pesos. A ello se suman los graves hechos de corrupción conocidos durante los últimos años.

En medio de la actual crisis, el gobierno ha prometido diferentes cifras de inversión para el sector salud: primero habló de 5 billones y luego de 2,1. En todo caso, si la plata va a ir a las EPS para que estas la giren a los hospitales, es fácil saber que se va a embolatar. No por nada el Gobernador de Caldas dijo que ‘las EPS son peor que el coronavirus’.

Como consecuencia de esta grave crisis presupuestal, la situación de los trabajadores de la salud en Colombia es pésima. Según la Federación Médica Colombiana, hay 700 mil personas trabajando en el sistema de salud, de las cuales 300 mil son médicos y enfermeros. De este grupo, el 80% está contratado de manera informal, trabaja por horas, no cuenta con prestaciones sociales y no tiene garantizados los implementos necesarios para realizar su trabajo de forma segura. La situación en las zonas rurales y pequeños municipios es mucho peor, como evidencian las renuncias y protestas del personal de salud en Zarzal, Fundación, Leticia o Apartadó.

A esta grave situación, se suma la incapacidad del gobierno nacional para mejorar la situación del sistema de salud y sus trabajadores en la actual pandemia. Por ejemplo, una de las medidas fundamentales para enfrentarla es que el personal médico tenga el material de protección necesario. Sin embargo, según la misma Federación, 85% de los trabajadores de la salud no cuentan con ese material. Lamentablemente, ya son cinco los médicos muertos y 169 los profesionales de la salud infectados por coronavirus en el país.

Los trabajadores de la salud agrupados en asociaciones y federaciones también se han pronunciado en contra de las actuales medidas tomadas por el gobierno, por perjudicar las condiciones laborales de los trabajadores de la salud, afectar la seguridad de los pacientes y entorpecer aún más el funcionamiento del sistema. Por todo ello, las organizaciones médicas decidieron suspender un espacio de diálogo y concertación con el gobierno nacional.

Reconocer la vital importancia de los trabajadores de la salud no se trata de aplausos. Se trata de respaldarlos en sus exigencias por unas condiciones dignas de trabajo y de luchar para cambiar el modelo de salud en Colombia.

Quién

Sebastián Quiroga Pardo
Sebastián Quiroga Pardo
Politólogo de la Universidad Nacional, vocero nacional de Cuidad en Movimiento y el Congreso de los Pueblos. Secretario General (E) del Polo Democrático Alternativo. Integrante La Fogata Editorial y estudiante de Especialización en Gestión y Planificación del Desarrollo Urbano y Regional en la Escuela Superior de Administración Pública.

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