Educación y brecha digital en tiempos de pandemia

El gobierno nacional prevé la virtualización de una parte importante de la educación en el marco de la emergencia desatada por el Covid-19. Pero realmente, ¿qué tan efectivas son estás medidas? ¿Cuánto provecho puede sacarle una familia pobre a una clase virtual? Entre la ficción de las nuevas tecnologías y la desconexión gubernamental.

La educación virtual es uno de los grandes retos que enfrenta el país en la actual pandemia. Según el propio Ministerio de las TIC, la mitad de los colombianos no tiene internet fijo o móvil. En las zonas rurales, apenas el 26% de la población tiene internet. Con las clases virtuales hasta el 31 de mayo, continuarán las dificultades para estudiantes, profesores y familias.

La brecha digital es otra cara de la desigualdad en Colombia. En el campo y en los barrios pobres de las ciudades, la falta de infraestructura y la escasez de recursos para que las familias puedan comprar equipos y pagar servicios convierten el internet en casi un lujo.

Solo el 21% de las personas que viven en estrato 1 tienen acceso a internet fijo o móvil, mientras el 98% de quienes viven en estrato 6 sí tienen acceso a estos servicios. Además, la capacidad del internet ofrecido en Colombia es de mala calidad, lo que se ha evidenciado aún más durante el aislamiento por la sobrecarga de las redes.

Por eso, en el actual confinamiento, las clases virtuales se han convertido en un dolor de cabeza para miles de profesores, estudiantes y familias. Los estudiantes universitarios que no tienen acceso permanente a la red se han visto retrasados en su proceso de formación, mientras los profesores tratan a marchas forzadas de ajustarse a las lógicas de una educación virtual para la que no están preparados.

En el caso de los estudiantes de primaria y bachillerato, la situación es aún peor. ¿Qué va a pasar el próximo 20 de abril, cuando todas las instituciones públicas del país entren de vacaciones? ¿Cómo van a estudiar los miles de niños y jóvenes que no tienen computador e internet de buena capacidad en sus casas? ¿Cómo van a hacer los profesores que no tienen la formación suficiente para impartir educación virtual?

A mediados de marzo, el Ministerio de Educación orientó medidas para evitar el contagio en establecimiento educativos. Entre ellas se contemplaron estrategias pedagógicas para trabajar por fuera de las aulas, soportadas en la virtualidad y las nuevas tecnologías.

Ante las dificultades planteadas por los profesores, las directivas de escuelas, colegios y universidades les han respondido que deben “buscar estrategias” y ser “flexibles”. Pero la falta de cobertura, de ingresos y de formación para la virtualidad son dificultades que no se superan con esfuerzos individuales. El Estado debe poner la tecnología al servicio de la educación y el bienestar, superando la enorme brecha digital que hoy afecta a los más pobres.

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