¿De qué hablamos cuando hablamos del “coronavirus”?: Una entrevista a Natalia Gil Jaramillo

Las mentiras, como los virus, se expanden sin piedad y sin control. ¿Qué sabemos en realidad sobre el “coronavirus”? En el marco de la campaña Solidaridad es Acción queremos evitar que te vendan miedo, pánico y terror. Por eso te invitamos a leer nuestra reciente entrevista con la investigadora en patología molecular Natalia Gil Jaramillo. 

Una ola de dudosa información recorre nuestras redes sociales, se hace tan viral como aquello a lo que pretende referirse. El “coronoavirus”, término con que se ha popularizado el contagioso virus SARS-CoV-2, tiene a una buena parte de nuestros congéneres con los nervios de punta. Para salir de dudas, desde Lanzas y Letras decidimos hablar con Natalia Gil Jaramillo, Ingeniera Bióloga de la Universidad Nacional de Colombia, Máster en Ciencias Médicas y estudiante de doctorado en Patología Molecular de la Universidad de Brasilia. Lo suyo, nos dice, no son los huesos fáciles de roer: actualmente estudia la respuesta inmune a una enfermedad infecciosa conocida como la “Enfermedad de Chagas”.

Ya se ajustan varias semanas de crisis global desatada por el así llamado COVID-19. Mucho se ha especulado al respecto y mucha información falsa ha generado pánico y alarmismo. Podrías aclararnos, ¿qué es aquello a lo que estamos enfrentando y qué lo diferencia de otros virus famosos en la historia?

El SARS-CoV-2, virus que provoca el COVID-19, es exactamente eso, un virus. Es más pequeño que una bacteria, más pequeño que un parásito, más pequeño que nuestras células. Tiene mecanismos de infección diferentes y, por tanto, se combate de una forma diferente. Por ejemplo, no se usan antibióticos para los virus, para ninguno, pues no les hacen daño. Este virus pertenece a la familia Coronaviridae, junto con varios otros virus que pueden infectar aves y mamíferos. Un integrante muy conocido de esta familia es el resfriado común.

Un virus como este se replica cientos de veces dentro de la célula infectada y luego la lisa (es decir, la rompe) para liberarse e infectar otras células y así las va lisando. Esto, más la respuesta inmune fuerte del individuo que puede ser ocasionada por esa liberación desproporcionada de partículas virales, va destruyendo las células del pulmón; por eso la dificultad para respirar y necesidad de respiradores en algunos pacientes. Sin embargo, estos pacientes representan el 13% aproximadamente, y solo el 3% puede llegar a morir, por lo que podríamos decir que este es un virus no letal, y la mayoría de las personas pueden eliminarlo con facilidad. Ese 13% es conformado principalmente por los llamados “Grupos de riesgo”: ancianos, hipertensos, diabéticos, personas con enfermedades crónicas en general, que son individuos de por sí inmunosuprimidos, y van a tener una dificultad para combatir el virus sin dañar sus propios tejidos.

El SARS y el MERS, que fueron una amenaza en China hace algunos años, también pertenecen a la familia Coronaviridae. Esta familia pertenece a un grupo de virus que llamamos “infecciones respiratorias”, presentes principalmente durante el invierno y el inicio de la primavera de cada país: y tienen una periodicidad de 2 a 4 años, o sea resurgen de cada 2 a 4 años. El virus causante del COVID-19 se diferencia del grupo porque tiene un ritmo de reproducción relativamente alto: 1 individuo infectado puede llegar a infectar entre 2 y 3 individuos más, mientras que los infectados con gripa contagian entre 1 y 2 personas, y los infectados con MERS podían contagiar a 1 persona. Esto se traduce en una población infectada mayor, que crece más rápido que la mayoría de los virus respiratorios. Otra diferencia es el tiempo de incubación, que puede ser de 2 a 14 días, mucho mayor que los otros virus de este grupo (la gripa es de 2 a 4 días), lo que puede hacer que nos demoremos mucho en saber que estamos infectados y los transmitamos sin darnos cuenta.

Pero la principal diferencia, es que es nuevo. Nuestro sistema inmune fue entrenado por siglos para responder a la gripa común, por eso muy pocas personas mueren de una gripa (principalmente inmunosuprimidos), pero el SARS-CoV-2 era un virus que habitaba en otros mamíferos (que ya están acostumbrados a él y por lo tanto casi ninguno presenta síntomas), y sufrió un cambio en una molécula en su membrana, que le permitió ser reconocido por células humanas para lograr infectarlas.

Este porcentaje de personas que debe ser hospitalizada nos demuestra cómo el ser humano debe aprender a defenderse del nuevo virus, no venimos preparados por naturaleza, y eso nos hace vulnerables como especie hasta cierto punto y quienes responden más lentamente o exageradamente a la infección son aquellos que van a requerir atención. Pero, muy probablemente, como todos los otros virus que se hacen parte del cotidiano en la humanidad, llegará un punto donde toda la humanidad ya habrá tenido contacto con él, y ya estará preparada para defenderse.

Una hipótesis es que hasta el final de este año el 70% de la población mundial se habrá infectado. Pero eso no es una mala noticia, por el contrario, eso representa 70% de humanos entrenados para no enfermarse o enfermarse más levemente en una próxima infección. El problema es el 13% que no va a saber defenderse, ese es el 13% que estamos intentando cuidar ahora con las cuarentenas, porque lo ideal es que nos infectemos despacio y haya suficiente personal y equipamiento médico para atenderlos a todos. En Colombia, por ejemplo, tenemos 50 millones de personas; digamos que en 1 mes se infecte el 30% de la población: 15 millones de personas, de las cuales, el 13% (195 mil) van a necesitar hospitalización; eso solo en el primer mes… no hay sistema de salud que dé abasto. La idea es que diluyamos esas infecciones en varios meses para que todo el mundo pueda ser atendido.

Hay muchas organizaciones sociales en el país promoviendo brigadas de salud comunitaria, recolección de alimentos, víveres y elementos de aseo, como es el caso de la campaña Solidaridad es Acción de Ciudad en Movimiento. No obstante, no siempre resulta tan claro qué debemos priorizar y cómo debemos promover el autocuidado de las comunidades más vulnerables frente a esta crisis. ¿Cuáles serían tus recomendaciones? ¿Qué práctica de autocuidado deberíamos promover?

Es realmente muy difícil, porque el escenario ideal para una situación de estas sería un país con empleo formal, para que se le pudiera garantizar a los empleados el sueldo y la estadía en casa, y dentro de lo posible la implementación del teletrabajo; así como un país con salud pública, universal y de calidad, en la que las comunidades más vulnerables no mueran afuera de los hospitales sin atención. Creo que, a largo plazo, mi recomendación sería aprender a votar, pero creo que me estoy yendo muy lejos y a muy largo plazo. Sin embargo, en el corto plazo, las recomendaciones para esas personas que se la rebuscan en el día a día son las mismas que nos han dado en todas partes:

    1. ¡Mantenerse alejado de todo el mundo, por lo menos a 1 metro de distancia! Incluyendo hijos, pareja y amigos. Si usted está saliendo y usted se está exponiendo, es mejor no exponer también a la familia. Este virus es relativamente pesado y no tiene la capacidad de quedar flotando en el aire por mucho tiempo cuando alguien infectado tose, estornuda o habla, por eso la distancia nos protege.
    2. El lavado de manos debe ser constante para no llevar el virus hasta los ojos, nariz o boca con las manos. No hay nada más eficiente que el jabón y el agua. No inviertan dinero en antibacteriales, geles, alcohol… la gente se está aprovechando del desespero de la población para cobrar mucho más por esas cosas. Usen agua y jabón, que disuelven la membrana del virus y este ya no puede entrar e infectar. Quiero resaltar que el jabón común, del barato, también sirve y que no es necesario comprar uno que diga “antibacterial”, porque es un virus, no una bacteria, así que eso no importa.
    3. Alimentación balanceada para mantener el sistema inmune fuerte.

La ventaja es que estas medidas no son tan inalcanzables en gran parte de la población, pero el problema persiste en las personas sin servicios públicos, que carezcan de agua para lavarse las manos.

Ligado a esto, nos gustaría que nos hablaras un poco de fuentes información científica fiable. ¿A qué recursos informativos podemos acceder para vencer la burbuja mediática que se viene inflando en estas semanas?

No escuche, lea o vea cosas que le mande la gente por Whatsapp o que vea por las redes, a menos que venga de una fuente confiable, como periodistas serios, canales reconocidos en el área, revistas científicas o investigadores. Verifique que esa sea realmente la fuente, y no que alguien simplemente hizo un montaje para hacer parecer su información como verdadera. No confíe en recetas extrañas para hacer geles antibacteriales u otros detergentes, es peligroso; ya he visto recetas que combinan cosas que juntas producen sustancias que irritan o hasta queman la piel.

Prefiera el lavado normal de las manos. Es muy difícil en este momento saber en qué confiar y en qué no, es demasiada información, pero yo sugiero que se escuche más a las universidades. Estos son recintos de conocimiento, donde varios científicos filtran y consolidan información, los hace mucho más confiables, y además, hoy en día se hacen más esfuerzos para mostrar esta información de forma entendible a la comunidad, lo que facilita nuestro acceso a ella.

Ahora bien, si nos fijamos en las medidas de prevención, además del lavado constante de las manos y la distancia prudente al hablar con otros y otras, quizá la estrategia que más preocupa es la de aislamiento social. ¿Cuánto crees que pueda durar esto? ¿En cuánto tiempo podríamos tener controlada la expansión y masividad del virus?

Respecto a eso he escuchado varios escenarios posibles. Existe una hipótesis que dice que, si somos capaces de lograr que el 90% de la población se aísle y no salga de sus casas, en 40 días es posible eliminar el virus, pues no tendrá hospedero para infectar y “morirá”. Sin embargo, en un país como este, hacer que el 90% de la población se quede en casa es imposible, cuando solo el 53% de las personas tiene un empleo formal; además eso implicaría que los otros países también logren restringir la salida del 90% de su población para que, al abrir las fronteras, no vuelva a entrar el virus.

Ahí la otra posibilidad, que es la que yo creo más probable y es de la que hablé antes: que esto dure mucho tiempo, e incluso que este virus simplemente se haga parte del grupo de infecciones respiratorias y tal vez resurja cada año o cada dos años. Pero como dije antes, este no es el peor de los escenarios, pues nosotros como humanidad terminaremos creando inmunidad y si logramos que la población se enferme más lentamente, podríamos atender a toda la población vulnerable y reducir la tasa de muertes.

Esta es la real importancia del aislamiento, eludir la saturación del sistema de salud. ¿Cuántos meses nos vamos a tener que aislar? No podría decir un número exacto, China por ejemplo lleva 3 o 4 meses y están empezando a mejorar. Tendremos que evaluar nuestra propia situación e ir implementando y modificando acciones, y nosotros como sociedad, ser menos egoístas y pensar en los más vulnerables. No creo que logremos mantenernos aislados por tanto tiempo, pero al menos espero que podamos disminuir el tránsito de las personas.

Finalmente, ¿cuáles consideras que deberían ser las estrategias que el gobierno debe implementar para enfrentar esta crisis?

Información clara y confiable, evitar declaraciones que puedan desencadenar pánico. Eso solo para comenzar, pero hay que pensar en la economía; varios meses de aislamiento definitivamente repercutirán en la economía colombiana y habrá que proteger al colombiano del común. Tal vez se podrían tomar medidas del tipo que se han tomado en otros países: asumir el pago de deudas, arriendo, servicios, estimular que no se despidan a los trabajadores, proteger a las pequeñas y medianas empresas.

Por otra parte, para enfrentar la infección, y no solo a esta, sino a muchas otras posibles infecciones de virus, bacterias, hongos, parásitos; la inversión en salud, educación y ciencia es fundamental. Un país que apoya a la ciencia tendrá todo lo necesario, a personas ya capacitadas para hacer los exámenes, para probar medicamentos o desarrollar vacunas. Ahora en Colombia nos estamos encontrando con laboratorios que no tienen reactivos y con poco personal capacitado para realizar los tests, ahí es donde entra la educación para formar a esos profesionales capacitados. Además nos estamos encontrando con hospitales sin recursos, que no tienen ni máscaras para proteger a su personal; ese mismo personal al que le deben su sueldo desde hace meses.

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