El así llamado coronavirus ha hecho tambalear gobiernos, economías y comunidades a nivel global. En Colombia, además de eso, ha dejado entrever la inoperancia del gobierno de Iván Duque y su mortal complicidad con los más ricos del país. Aquí les presentamos unas acciones, en clave comunitaria, para resistir al pandémico ataque contra los empobrecidos y el sector popular.
Esto del COVID-19 ha encendido alarmas y discusiones en todos los escenarios. Las medidas de los gobiernos son insuficientes en países como Colombia; se nos ha orientado permanecer en casa, evitar la presencia en lugares con mucha afluencia de personas y otras tantas recomendaciones de orden sanitario. La inmensa mayoría no tiene cómo atender a cabalidad las medidas de inasistencia escolar, teletrabajo o evitar el transporte público. Un problema de esto es que recae la responsabilidad de la expansión de la pandemia sobre los sectores populares que no pueden detener las actividades productivas y que, además, deben solucionar las labores del cuidado de los niños y niñas, y solucionar la alimentación que muchos de estos solo tienen en sus instituciones educativas.
Los gobiernos deben ser responsables en asumir que no se ha priorizado la salud pública como un tema central de la agenda política. En este sentido, se deberían tomar medidas que alivianen la carga que pesa sobre los sectores populares; por ejemplo, aumentos en las frecuencias de los sistemas masivos de transporte para disminuir el hacinamiento, garantizar un mínimo de apoyo económico para trabajadores informales, las ventas callejeras, y exigir a empleadores modificar horarios de ingreso y salida, reducir las jornadas, etcétera. Urgen medidas serias con atención específica para los sectores populares que no podemos asumir las recomendaciones de los sectores con mayor solvencia económica y estabilidad laboral.
Los olvidados del sistema, habitantes de la calle, trabajadoras sexuales, vendedores ambulantes y personas privadas de la libertad, presentan mayor riesgo ante su evidente vulnerabilidad; por lo cual deberían ser tratados como poblaciones de especial protección ante esta emergencia de salud.
Es claro que el gobierno de Colombia se quedará corto ante esta situación, no solo por el atraso histórico que tenemos en materia de salud pública, sino porque tampoco le interesa hacer demasiado en función de las mayorías empobrecidas.
La actuación individual es importante pero insuficiente ante la situación, por lo que debemos hacer un llamado a la solidaridad, al actuar juntos en comunidad y a rechazar actos de discriminación, racismo, xenofobia y odio contra personas, bien sea por contraer el virus o por su procedencia natal.
Ante las insuficientes medidas del gobierno de Duque es urgente el accionar organizado de comunidades y movimientos sociales. Algunos de los elementos a considerar pueden ser:
1. Desarrollar campañas de información responsable que ayuden a comprender lo que está pasando sin caer en alarmismo y pánico colectivo.
2. Organizarse con familias, amigos y vecinos para asumir el cuidado de la niñez, que no tendrá clases (es clave tener estrategias de cuidado de las niñas, recordando que la mayor parte de situaciones de abuso sexual ocurre en entornos familiares).
3. Estar pendiente de las recomendaciones de las autoridades sanitarias y seguirlas en la medida de lo posible.
4. Exigir en puestos de trabajo horarios especiales para garantizar cuidados en los hogares y reducción de impacto en el transporte masivo.
5. No colapsar los puestos de atención de salud. No ir si no es verdaderamente una urgencia.
6. No acaparar alimentos o artículos de primera necesidad sino, al contrario, conversar con los vecinos sobre la manera de afrontar el momento con el principio de compartir lo que se tiene.
7. Seguir denunciando la indolencia del gobierno y el histórico abandono estatal que hace mucho más vulnerables a países como el nuestro.
8. Recordar que la salud es un derecho y la Cuba revolucionaria le está dando la más alta lección al mundo sobre lo que significa pensar en humanidad y materializar la solidaridad.
Quién

- Sociólogo y especialista en Políticas Públicas. Integrante del Comité Ejecutivo Distrital del Polo Democrático Alternativo. Vicepresidente de Jóvenes para Bogotá y excandidato a la Cámara de Representantes por el mismo partido. Además, es integrante de Ciudad en Movimiento y el Congreso de los Pueblos donde desarrolla su militancia social en barrios de la periferia, junto a comunidades de diversa índole, incluyendo sectores cristianos y comunidades eclesiales de base.