El próximo 24 de febrero el Esmad estará de aniversario, y ajustará 21 años de existencia en los que ha asesinado aproximadamente a 34 personas, luchadores y luchadoras por un país mejor. Para hacer de este, un día popular contra la brutalidad policial, mantengamos las consigna: desmonte del Esmad, ¡ya!
El próximo 24 de febrero, el Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía (Esmad) cumple 21 años de existencia. Su prontuario criminal es extenso, y por eso desde hace 11 años se conmemora en esa misma fecha el Día Contra la Brutalidad Policial. En este contexto de violencia generalizada por parte del Estado hacia las organizaciones sociales y las comunidades, esta fecha cobra vital importancia.
Según la constitución y las leyes, la Fuerza Pública en Colombia está compuesta por la Policía Nacional, cuya finalidad es el “mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”, y las Fuerzas Militares, que, a su vez, buscan “la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional”.
Aun así, en campos y ciudades, personas de todas las regiones, edades y profesiones hemos sufrido todo tipo de agresiones por parte de la Fuerza Pública. Su misión constitucional se ha desviado, para enfocar sus esfuerzos en golpear, perseguir, encarcelar y hasta asesinar a quienes nos oponemos a políticas, planes o negocios de quienes administran el Estado y las grandes empresas en el país.
El Esmad encarna de forma particular estas agresiones. Aunque fue creado como un cuerpo supuestamente transitorio, en estos 21 años ha sido regulado, modernizado, ampliado y fortalecido. Pasó de tener, según el informe Silencio Oficial de la ONG Temblores, 214 integrantes en 2009 a más de 3.000 en 2018, con presencia en más de 15 ciudades del país. Ni en los supuestos tiempos de paz del gobierno Santos se pensó en reducirlo o desmontarlo, como diversas organizaciones sociales y ciudadanos lo han exigido.
En sus 21 años de existencia, el Esmad ha asesinado 34 personas, según el informe de la ONG Temblores. Las víctimas han sido estudiantes de colegios y universidades, campesinos, periodistas, indígenas, habitantes de calle y vendedores ambulantes. Además de ello, centenares de personas han sido heridas o mutiladas por integrantes de este escuadrón.
Las actuaciones violentas y desproporcionadas del Esmad dan cuenta de la forma en que la Fuerza Pública se ha puesto en contra de la mayoría de la gente en Colombia, empeñándose en obstaculizar las transformaciones democráticas que exigen las mayorías. La situación tiende a empeorar en algunas ciudades, como Medellín, donde el alcalde Daniel Quintero, quien se presentó como “alternativo” durante las elecciones, anunció que permitirá el ingreso del Esmad a las universidades, poniendo en riesgo a profesores, empleados y estudiantes.
Por estas y otras razones, el desmonte del Esmad debe ser una de las exigencias centrales de las movilizaciones de la semana de Paro por la Vida, programadas para los próximos 20, 21 y 24 de febrero.
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