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Los reclamos al ELN: el virulento impulso de exigir

Ayer 3 de noviembre tampoco hubo novedades sobre el inicio de la mesa con el ELN, como se esperaba. Ante ello, la investigadora Matilda Trujillo Uribe cuestiona “el virulento impulso de mandar, exigir e imponer condiciones” del presidente Juan Manuel Santos, actitud que, según su mirada, constituye la verdadera traba al proceso de negociaciones con esta guerrilla.

Por Matilda Trujillo Uribe*. Una historia enterrada, la que hubiera podido ser si el poder de los que quieren todo para sí no se hubiera impuesto a sangre y fuego, la que podría ser si cesa el fuego de los poderosos. Ahora dicen que se trata de reconciliación, de perdón, con quienes siguen por el fuero de la ignominia: hoy como ayer otro líder campesino ha sido asesinado.

Simultáneamente, la instalación de la mesa con el ELN pactada para el 27 de octubre ha sido pospuesta por el representante de la oligarquía que, mordido por el virulento impulso de mandar, exigir e imponer condiciones a lo propio de su clase, cree que los plebeyos de la que considera su aldea le inclinamos la cabeza con solo destilar su aura de dominio. Que existan quienes le acatan rindiéndose a sus designios, no desdice de esa gran marcha de los vilipendiados y excluidos que se alzan en dignidad asumiendo el legítimo derecho a rebelarse, sublevarse o emplazar al que del poder hace barbarie, y que de amargas espinas ha sembrado el camino de campesinos, indígenas, trabajadores y de toda esa Colombia conformada por los “naides”.

Tal es el caso del Nobel de la paz. En sus gobiernos no han escaseado ni en poco los hechos de barbarie. Atenta contra el pueblo, lo agrede, lo violenta, le quita el pan de la boca, le clava impuestos, le vulnera todos los derechos, engaña, miente, entrega los recursos a empresas foráneas, expulsa de sus tierras a campesinos e indígenas, responde con represión vía Esmad a los reclamos y justas causas de los sectores populares. En sus gobiernos se asesina a activistas y líderes sociales, su historial es sangriento: “falsos positivos”,  “Operación Fénix”  y otras infamias.

Ahora vuelve pretendiendo imponer condiciones, límites, frecuencias y hasta sus antojos para dialogar, o para negociar, o para mandar al traste los acuerdos a que se allegue con quienes le adversan, que vale aclarar son “los de abajo”. No es más que ver que, tras el triunfo del No en el plebiscito,  pisotea, como se pisotea a una cucaracha que fastidia, el acuerdo al cese al fuego bilateral y definitivo pactado con las FARC. Que sin mediar ni un suspiro, convierte el significado de “definitivo” en temporal según su amaño, al 31 de octubre y,  presionado, lo prorroga para el 31 de diciembre como gran cosa. Esa, la rastrera burla de la prepotencia y desdén de los que se ha aposentado en cómodos sillones sin las afujías de los que luchan por el pan de cada día. Pero hay quienes siguen entre nubarrones tras el triunfo del No, creyendo que el santo es el aliado de la paz y, en falsa disyuntiva, colocan a su homólogo del bloque dominante como el único enemigo de la paz, como si Santos y Uribe no fueran pelos de la misma clase, que hacen dudar de nuestra conciencia de la igualdad, equidad y justicia. Falsa disyuntiva, cuando el ahora Nobel hábilmente tras el plebiscito le da alas y manivela al supuesto enemigo, haciendo la manguala de un nuevo Frente Nacional.

Muestra mayor del carácter impositivo, de ínfulas de gran dios en todo dominio, lo asestó cuando sus líneas rojas ondeó a todo vapor: “el gobierno tiene unas líneas rojas muy claras en sus conversaciones con las guerrillas, que no hemos traspasado, ni vamos a traspasar ni un solo milímetro; desde el principio hemos dejado en claro al ELN, tal como lo hicimos con las FARC, que la agenda para acabar la guerra no incluye la negociación de nuestro sistema económico, de nuestro sistema político, del régimen de propiedad privada, ni mucho menos temas relacionados con la doctrina militar, con nuestra fuerza pública”. *(1)

Trascendiendo las anclas de un pleito que parece ha perdido el anterior contendiente, Gabino –Nicolás Rodríguez Bautista, máximo comandante del ELN– manifiesta su asombro y distancia con el susodicho y no entra en su juego de displicencia y poder. “¿Y entonces, de qué vamos a conversar?” contestó. Simultáneamente responde a otro imperativo que ratifica  la impronta  de imposiciones e imposturas: “el modelo no se toca”. Por sobre tal pretensión, la organización guerrillera plantea que tal asunto habría de dirimirse con la participación protagónica de los sectores populares en los diálogos. Y que de verlo igual así confieso: la construcción del país que queremos y de la paz que aviene a “los de abajo”, pasa por la resolución de las necesidades, anhelos y esperanzas de un pueblo. Y si ello implica tocar el modelo y si ello implica cambios y trasformaciones de ese modelo, es esa voz la que lo determinará, es esa la voluntad soberana. Ese maldito engranaje del modelo neoliberal, encarnado en las élites que asaltaron el poder, ha de tambalear cuando el pueblo avance en busca de la verdadera paz que emana de nuevas condiciones de existencia, con justicia, equidad, derechos hechos realidad y una existencia libre del yugo opresor.

Entonces, nuevamente el santo de la paz posterga la instalación formal de mesa de diálogo con el ELN. Con sus gestos envalentonados deja en el aire que  impone sus condiciones. Ya antes, recordarán, cuando se anunciaba un acuerdo de Agenda formal entre el gobierno y la organización guerrillera para el 30 de marzo, había acudido a ese, su encrespado decir: “hasta cuando no suelten los secuestrados no habrá diálogos”, contraviniendo así lo acordado en la fase exploratoria entre el gobierno y la organización insurgente ELN. Gabino vuelve a responder que la guerrilla del ELN no acepta esas imposiciones, pues si bien han hecho retenciones por causas políticas y económicas, “éste es un tema cuya discusión está contemplada en el quinto punto de la agenda de negociación, por lo que no comprenden por qué si ya hay un orden de discusión, aparece la postura de una de las partes para imponerse de forma unilateral”*(2). Total, ardiéndose en sus infundios, hubo de retener tal pretensión, para trastocarla a la exigencia de liberar al excongresista retenido Odín Sánchez.

De otra forma, como se deduce de las palabras del arzobispo de Cali, Monseñor Darío de Jesús Monsalve, quien participó en ese momento en el destrabe de los diálogos, el ELN plantea soltar los retenidos si se da un canje por guerrilleros presos políticos. Entre claroscuros se entrevela que en estos últimos días el ELN ha liberado a algunos de los retenidos en su poder, e igualmente que un grupo de presos políticos en las cárceles había sido liberado para sumarse a las conversaciones de paz *(4). Posteriormente el vocero del ELN, Pablo Beltrán, aseguró que no se estableció un compromiso de liberar al excongresista retenido Odín Sánchez; sin embargo el Gobierno vuelve a esgrimirlo como exigencia para el diálogo con el grupo guerrillero.*(5)

Así las cosas, derivamos a otro tema, relacionado por cierto. Cuando el representante oligárquico dio tal anuncio, le secundaron diferentes declaraciones en los medios de manipulación masiva. Exacerbaban a la “opinión pública” por el sufrimiento de los “secuestrados”, exaltando compasión y dolor por su terrible situación, –que, de cierto, es así– pero que no se compadece ni en mínimo y de lo que nada dicen, es del infierno y tormento de las mazmorras, creado por la legalidad de quienes detentan el poder.

el1

Los prisioneros políticos entre los cuales se encuentran insurgentes, sindicalistas, estudiantes, líderes campesinos, indígenas, defensores de DDHH, trabajadores, desempleados, activistas sociales y comunitarios, son tratados con crueldad sin límites por un estado que, ejerciendo tal sojuzgamiento en toda impiedad, goza de total impunidad. Es del profuso dolor, las penas, y el brutal ultraje a que están sometiendo a los miles de presos políticos hacinados en las cárceles colombianas *(6). Y son de equiparar, pues tanto en un caso –retenidos por la insurgencia– como en otro –prisioneros políticos en las cárceles– están privados de libertad. Entonces ¿por qué no pensar en la justeza de un canje humanitario?

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* Educadora e Investigadora Social.

  1. www.elespectador.com/noticias/paz/procesos-farc-y-eln-son-distint
  2.  Voces insurgentes
  3. Como dijera Monseñor Monsalve, quien participó en ese momento el destrabe de los diálogos.
  4. En entrevista a Caracol Radio, el arzobispo de Cali, Monseñor Darío de Jesús Monsalve, confirmó que un grupo de presos había sido liberado para sumarse a las conversaciones de paz, a pesar de no mencionar ningún nombre ni la totalidad de liberados.
  5. Kaosenlared Colombia. 31 octubre, 2016 ELN liberará a Odín Sánchez durante diálogo con el Gobierno
  6. Read more at http://ojosparalapaz-colombia.blogspot.com/2015/01/dossier-sobre-presos-politicos-colombia-y-sus-miles-de-presos-politicos-solenciados.html#TtTuclir3EQAMTvs.99